El nido de la araña

No acostumbras saber cuándo es la última vez que vas a estar con alguien, por eso nunca te esfuerzas en ser generoso o divertido, en decir las palabras que el otro desea oír, en dejar un buen recuerdo. Crees que habrá numerosas ocasiones posteriores de hacerlo.

Que las cosas no solían cambiar para bien lo había aprendido a lo largo de los años.

Solo éramos una anciana, un informático paranoico y una mujer incapaz de relacionarse con los demás. Tres desgraciados creyéndonos poderosos, mejores que los demás. Quienesquiera que fuesen los secuestradores no solo nos habían arrebatado a Zoe, sino también nuestra confianza.

Pensé que existían dos tipos de palabras. Las que se pronuncian porque son verdad y las que se pronuncian porque son lo que el otro quiere escuchar.

El orgullo termina donde empieza el hambre.

—Estoy furiosa. Pero es preferible a la pena y a la culpa que me consumían antes. A la espera pasiva. ¿Sabes qué decía mi madre? —Negué—. Estar furiosa es una buena señal porque significa que no te han derrotado. Debemos estar furiosas, iracundas abrió exageradamente los ojos—, pero no tristes, porque estamos luchando, no nos hemos rendido. Aún falta la última batalla, y esa la vamos a ganar. Liberaremos a Bichito.

Amar significaba necesitar, y a mayor amor, más miedo a perderlo.

«El único secreto del acecho es la paciencia —me decía mi padre—. Jamás hay que impacientarse.»

"el suicida no quiere morir, sino dejar de sufrir. Y para dejar de sufrir hay que actuar"

Y el amor era la emoción más próxima al miedo; ambas se imbrican, como si compartieran idéntica vibración de onda cerebral. Amor significa necesitar, y a mayor amor, más miedo a perderlo