El último verano de Silvia Blanch

Con la siguiente premisa: ¿Cuando todos mienten, cómo podemos saber la verdad?, nos sumergimos en esta lectura que nos ofrece una trama coherente y en la que nos encontramos unas cuantas horas de entretenimiento. «El último verano de Silvia Blanch» no es muy largo y esto, junto a la fluidez de la trama, hacen que estas horas se pasen muy rápido. Además, no querrás parar de leer.

De acuerdo que no estamos ante el mejor thriller del año, pero sin duda, tenemos entre manos una novela adictiva. de esas que discurren sin descanso, sin momentos pesados, y en la que las páginas se van escurriendo entre las manos.

Una historia narrada en primera persona, con capítulos cortos y muy cortos (los hay de una página escasa) y cuya estructura hace que no queramos abandonar la lectura. Se van a alternar los personajes para conocer los puntos de vista y aún así, quedan cosas por descubrir. El misterio sigue latente hasta prácticamente la última página.
La narración de los hechos va al grano, solo alargándose un poco si la situación lo requiere para crear ese mayor misterio en torno a la obra. Las descripciones presentes son escasas y existen los diálogos. La unión de estos aspectos hace que tengamos una novela con un ritmo muy alto y una lectura ágil, amena y sencilla.
En definitiva, una buena apuesta editorial, una escritora de presente y con futuro que sabe contar historias y que consigue mantenerte pegado a sus páginas. En El último verano de Silvia Blanch tenemos un thriller adictivo para disfrutar unas cuantas horas.

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