El último verano de Silvia Blanch

Verano de 2018. Se va a cumplir un año de la desaparición de Silvia Blanch. El periódico en el que trabaja Alex quiere hacer un reportaje; algo así como “un año sin Silvia” y le encarga que vaya unos días a Monstseny (el pueblo donde residía) y que hable con sus padres, su hermana y su novio. Pero Alex se obsesiona con Silvia. Quiere saber qué le pasó, si está viva o muerta, si fue una desaparición voluntaria o alguien la mató. Así que, terminado el reportaje, vuelve. Se toma unos días de vacaciones y se dedica a preguntar a unos y otros.


Hace un año Silvia desapareció misteriosamente. Era una mujer joven que vivía en Montseny con su novio de toda la vida Daniel e iba y volvía todos los días de Barcelona donde trabajaba como abogada. Una chica simpática, guapa, amable, de comportamiento intachable…, la mujer perfecta, todo el mundo tiene buenas palabras sobre ella. Una tarde, una mujer se dirige en coche a su casa de Montseny. En la carretera de acceso al pueblo ve, a lo lejos, el coche de Silvia y a ella fuera hablando con un hombre; está lejos pero a ella le parece que es Daniel, su novio. Sin embargo, cuando se denuncia la desaparición y la policía empieza a tomar declaración a todos los allegados de Silvia, resulta que Daniel no pudo ser pues estaba con sus amigos en Barcelona. ¿Quién era el misterioso hombre con el que estaba Silvia? ¿Será él el responsable de su desaparición? Esta y otras muchas preguntas se hará Alex que, además, se sentirá irresistiblemente atraída por uno de los allegados de Silvia quien, además, fue el principal sospechoso.


Hay que reconocer que las desapariciones de personas dan mucho juego en literatura; y más si hablamos de thrillers. Están trilladas, han sido objeto de muchísimas novelas…, todo lo que queráis. Pero lo cierto es que son resultonas y que suelen mantener en vilo al lector. Exactamente lo que me ha pasado a mí con este libro. Un libro que, si bien parte de un tema bastante habitual en el género, le da un enfoque original con los continuos saltos en el tiempo entre 2017 y 2018 y, al final, incluso al futuro, a finales de este 2020 y con los varios narradores.


Lorena Franco empezó como escritora de novela histórica. Yo no la conocí en esa faceta, pues empecé a leerla con el que creo que fue su primer thriller. No sé cómo lo haría en romántica pero lo que sí sé es que en thrillers se desenvuelve francamente bien. Sabe cómo movilizar los recursos de que dispone para que el lector se enganche a sus historias y no pueda soltar el libro.
“El último verano de Silvia Blanch” es un libro relativamente corto –apenas trescientas páginas- escrito con un ritmo rápido. En él hay mucho diálogo y muchas sorpresas. Como el final; no me lo esperaba, ni siquiera se me pasó por la cabeza dicha posibilidad así que chapeau!


La novela se estructura en muchos capítulos sin numerar y de muy corta extensión. La mayoría no tienen más de dos o tres páginas. van precedidos por un nombre: Alex, Ian, Silvia incluso… Eso hace referencia a quien será protagonista-narrador del capítulo en cuestión. Siempre, en primera persona pero con diferentes narradores. Como veis, una de ellas es Silvia, la desaparecida. Esos capítulos estarán situados en el pasado y nos informarán de lo que hizo los días anteriores a su desaparición. Con ellos descubriremos cómo era realmente Silvia.


La autora quiere, desde el primer momento, llevarnos por un camino y nos señala un culpable que parece evidente. Pero una ya ha leído muchos thrillers y sabe que todo no puede ser tan fácil (aunque a veces, al final, tras dar mil vueltas, la explicación más sencilla es la correcta y el final nos sorprende por su simplicidad…). Pero vamos, yo tenía claro que el sospechoso que me indicaba la autora no era el verdadero culpable; es más, tenía clarísimo quién era. Evidentemente, no acerté ni mucho ni poco. Como he dicho un poco más arriba, el final me sorprendió muchísimo (y me gustó).


Me ha gustado el escenario elegido. Prácticamente toda la novela transcurre en el pueblo de Monstseny, un pueblo cercano a Barcelona. El ambiente tan cerrado que crea, con esos habitantes que miran con desconfianza a la forastera (Alex), esos viejos yendo al bar a jugar a las cartas y tomarse algo, etc… llegan a crear un clima claustrofóbico.


Los personajes me han gustado bastante. Sí que es verdad que con Alex no he conseguido empatizar del todo; más que nada porque no conseguía entenderla, esa obsesión con Silvia que hace que hasta ponga en peligro su propia vida. No sé cuántas periodistas llegarían a actuar como ella, probablemente ninguna. Pero bueno, por mor de la trama, no me ha importado demasiado. Los demás están caracterizados a medias; es normal pues la autora pretende que sospechemos de todos ellos.

Conclusión final

Me lo he pasado genial leyéndolo. Es un libro muy fácil de leer, entretenidísimo y tremendamente adictivo. Me ha durado apenas dos días.
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