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Leer La broma infinita en la lectura conjunta organizada por José Carlos Rodrigo @literaturainstantanea ha sido una gran experiencia lectora por lo excepcionalmente bien dirigida, la calidad de los comentarios y reflexiones tanto del experto como de los participantes. La lectura ha sido para mí un tour de forcé: me ha exigido mucha concentración, muchas horas de lectura seguidas con un nivel de dificultad bastante alto. Se ha comparado leer este libro para un lector como escalar un ocho mil, un desafío. Una vez conseguido, no reconozco que haya sido muy gratificante. Demasiadas tramas, demasiados personajes, demasiada verborrea, referencias y autorreferencias y al final el mensaje oculto es que la broma infinita es la vida-la muerte?? Eso yo ya lo sabía antes de haber dedicado tantísimas horas a este libro desquiciado y desquiciante. No quiero hacer una crítica que se base solo en mis emociones e impresiones: he entendido, aunque me haya costado, los saltos temporales, los puzzles y la mayoría de reflexiones sobre la adiccion, el consumismo,las críticas al estilo de vida americano, las oposiciones entre personajes y conceptos, los juegos de espejos, el esperpento, muchas de las referencias y subtextos etc etc. todo es muy original y virtuoso y, no obstante, siento que aporta muy poco al querer abarcar tanto. Durante toda la lectura sentía que el autor también se burla de sus lectores, al hacernos tragar párrafos, capítulos enteros muchas veces infumables o incomprensibles. Algunos de mis compañeros lectores empatizaban con los personajes y el estilo del autor. No es mi caso. Me he sentido en todo momento desconectada del texto y los personajes, por todo lo que ya he mencionado, por el exceso y la parodia o tremendismo. Los personajes son complejos, pero no evolucionan. A pesar de los cientos de páginas y los saltos temporales, la trama avanza poco, los personajes están congelados, atrapados cada uno en su propia jaula mental y no hay mucho espacio ni tiempo para la empatía y las relaciones. Yo estoy convencida de que la genialidad de esta novela reside en que DFW se convierte en un Dios cachondo e indiferente, emulando al Dios real que él intuye si existiera, y juega con sus personajes, pero sobre todo con sus lectores, haciéndoles pasar por la experiencia de leer 1200 páginas, muchas de ellas incomprensibles e infumables, con la promesa de encontrar revelaciones y gratificaciones que continuamente se están postergando para nunca llegar, de la misma manera que en la vida nos esforzamos por lograr cosas, luchamos toda la vida siempre esperando recompensas que pocas veces llegan y sabiendo que al final, todo lo borra la Muerte, la broma infinita y definitiva. Esta es mi lectura de la novela y si aún tiene tantos miles de lectores hay que reconocerle su mérito. No obstante, no seré yo quien la recomiende. ¿Por qué? Pues porque hay muchos tipos de lectores y yo me reconozco entre los que buscan más ser conmovidas que ser impresionadas. La broma infinita no busca llegar a nuestros corazones, al menos no de manera directa. Y son los grandes temas humanos, los que siempre me llegan,ese tono delirante y jocoso me alejaba. He apreciado el ejercicio de virtuosismo del autor, entiendo lo que pretende o pretendió, pero me gusta poquito. Y del no-final mejor ni hablar. Más o menos Los Serrano. |
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