La misa de los suicidas

"La serpiente sostuvo su andar rastrero hacia el pantano. Zigzagueó a través de los cañaverales. Su lengua de fuego restallaba como un látigo de puntas incandescentes. Ahora, asomada a la ciénaga, erguida, nos observaba."

El diablo puede adoptar tres formas: serpiente, cabra o sapo. El padre Gabriel, joven párroco del pueblo de Reyes, y sus amigos de la infancia Rufus y Lucas, lo aprendieron de primera mano en una ciénaga que guarda un oscuro secreto. Cuando el misterioso regreso del Chupado Gómez a 26 años de su desaparición convierte al pueblo en el terreno de disputa del mal, los tres amigos deben enfrentar las consecuencias de sus acciones para cerrar un círculo que amenaza con arrastrar todo lo que aman.

La narración es perturbadora desde el vamos. El comienzo "in medias res" instala una tensión que corre por las páginas como una corriente de alto voltaje. A medida que el Chupado Gómez (maravilloso juego de palabras - el hombre es alcohólico y desaparecido) va ganando adeptos a través de la realización de milagros y de la coerción, la violencia se vuelve cada vez más palpable, y la prosa sencilla y contundente de Forcinito contribuye a crear una atmósfera opresiva que cada vez acorrala más a Gabriel.

Lo místico y lo religioso ("terror cristiano" lo llama Forcinito) tienen un lugar preponderante en esta novela que presenta ante todo la batalla espiritual que debe librar un hombre de fe para vencer los demonios que residen también dentro de sí mismo. Me pareció que puede dialogar muy bien con la nouvelle "El intercesor" de Diego Muzzio; ambas obras dan cuenta del gran nivel de literatura de terror que se está produciendo en Argentina hoy. Les recomiendo adentrarse en la ciénaga de Forcinito y dejarse arrastrar a su infierno...