Un mundo sin fin

Hoy voy a empezar la reseña al revés, porque sé que este libro va a estar entre mis mejores lecturas de este año, y me apetece dejaros clarito que me ha encantado.

Volvemos a la Edad Media, doscientos años después del final de Los pilares de la tierra, y empezamos viendo como los personajes del primer libro dejaron huella en la ciudad, a la vez que la distancia temporal permite que esta sea una historia totalmente distinta y no se puedan comparar.

La Edad Media es una época en la que los nobles y el clero imponían sus leyes y a los ciudadanos no les quedaba más remedio que obedecer, casi siempre. Es una época de guerras, asesinatos, intrigas, luchas de poder, envidias y tiranía, pero también es una época de resistencia, apoyo, amistad, amor, superación, innovaciones y nuevos retos. Y todo esto, lo bueno y lo malo, se refleja en las páginas de este libro.

Para mí los personajes son el punto fuerte porque son reales, con sus cosas buenas y malas, con errores y aciertos, a los que es fácil querer y odiar según avanza la historia, porque no somos buenos ni malos todo el tiempo.
Además, si creeis que esta es una época de hombres os equivocáis, aquí las mujeres tienen mucho que decir.

Sé que es un libro que impone respeto por su número de páginas, pero os puedo asegurar que no se hace tedioso, porque en todos los capítulos están pasando cosas y la historia avanza y te sorprende.
Vale, lo reconozco, hay algunas explicaciones técnicas que se me han hecho pesadas, pero no porque tuviesen mucha extensión, sino porque la formación de la caballería para la guerra no me interesa mucho, a mí con saber quien muere me llega.

Vamos, que si os gusta la Edad Media os los tenéis que leer, no hay alternativa.