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Viajamos de nuevo a Lake Eden para reencontrarnos con nuestra protagonista Hannah, a la cuál conocimos en la entrega anterior: Unas galletas de muerte. En este caso no hay un asesinato pero si un misterio. Así nos advierte el prólogo el cual también nos informa de que habrá muchos más libros con Hannah como protagonista. La trama comienza en temporada navideña cuando Hannah acude a su puesto de trabajo en The Cookie Jar y descubre que alguien ha entrado en la cafetería durante la noche. Esa persona se ha alimentado pero a cambio ha limpiado y dejado unos dulces de regalo en señal de agradecimiento. Pero... ¿Quién es esa persona? Un libro de menos de ciento treinta páginas en las que como en la entrega anterior la autora incluye recetas varias para su elaboración. Tratándose de un libro tan corto no esperaba una gran historia pero si un gran mensaje y justo así ha sido. Me ha gustado reencontrarme con los personajes de Lake Eden y como no pierden su esencia ayudándose unos a otros sin pedir nada a cambio. El mensaje justo es ese, ayudar sin interés ni segundas intenciones. No puedo decir mucho más porque desvelaría demasiado pero si diré que el final ha sido bueno, fugaz pero me ha chirriado alguna cosilla. No obstante es una buena opción de lectura para una tarde de libro y manta para leer en esta epoca. |
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Crítica de laratitadelibros
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