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La aventura continúa para Seregil, Alec, Micum, Thero y otros personajes ya habituales de la serie Nightrunner. Creo que el arco que del alquimista que se abrió en Shadows Return se cierra de manera satisfactoria en The White Road y ambos libros forman un buen equipo en conjunto. He disfrutado de las aventuras de los Watcher en Aurënen y de vuelta a Plenimar. El desarrollo de los personajes principales me ha parecido interesante. Ha sido genial ver a Micum en acción después del paréntesis de la luna del traidor y a Seregil, que finalmente dio su merecido a quien tantas dudas le causó en Shadows Return. Mención especial para Alec, que al final se ha dado cuenta de que la vida es tan compleja que las cosas no siempre salen como uno quiere, y que a veces hay que renunciar a lo que uno ama para seguir adelante. Por otro lado, me habría gustado que se añadiese algún capítulo para ver qué tal le fue a los Ebrados en su regreso al hogar de los Hâzadriëlfaie, pero dado que es una serie, y conociendo a Lynn Flewelling, tal vez volvamos a saber de ellos en las dos novelas que vienen a continuación. Lo mismo sucede con "cierto personaje" del que me encantaría saber más, y cuyo nombre he preferido omitir para no desvelar una parte de trama que considero interesante descubrir por uno mismo. Me encantaría verle de nuevo en Casket Of Souls y en Shards of Time, y que vuelva a ponerle las cosas difíciles a Seregil y Alec. |
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