Esta autobiografía -o tal vez sólo retazos de recuerdos, de relato- me dio la impresión primera de estar deslavazada, pero a medida que avanzaba la lectura me dí cuenta de que los recuerdos, la reconstrucción, los descubrimientos no son lineales, no llegan ordenados. Y Laura los va descubriendo según los mira, según se da cuenta de sus propios recuerdos y de las memorias del resto de su familia. Esa es la clave de todo el relato, la familia, esa en la que Laura es la intersección de dos conjuntos, en realidad de dos familias. El uso de la imagen, de las sensaciones y vivencias, de los astronautas hace que comprendamos a la autora, ese estar flotando lejos, viendo lo que pasa desde un lugar lejano, regresando sin fuerzas, quizás incluso volviendo a hogares inexistentes. Aún así hay espacio, inmensidad, para el futuro. Siempre hay formas de regresar a la Tierra. Un relato que no tiene más exigencia que dejarse atrapar por la forma de escribir de Laura Ferrero. |