La gente no existe

«Quién pide ayuda está, en el fondo, pidiendo esperanza». Hasta que leí esta frase en uno de los relatos que albergan estos títulos de Laura Ferrero, nunca me había dado por pensar que cuando una persona pide ayuda está, en realidad, suplicando por un atisbo de fe. Me dio por pensar en todas las ocasiones en las que conté mis pesares, sintiéndome pesada, tras algunas decepciones.

El relato representa, de manera minuciosa y objetiva, una realidad muy concreta: la vida cotidiana y los problemas de la sociedad.

«La literatura se parece a la vida, pero no es la vida, y quien las confunde paga, a veces, incluso con su propia vida». Pero aún así, sabiéndolo, hay literatura que duele y agarra, que te retrata como persona. Te rasca por dentro.

Estos relatos son miedos, alegrías e inseguridades, las tuyas y las mías. Es muerte, porque la muerte también forma parte de la vida. Es el olvido y la resignación del tiempo contra el que no se puede luchar.

Estos libros te devoran. No solo por sus historias, es la forma de contarlas.

Son islas, reales o inventadas: «En realidad, un archipiélago está unido por lo que nos separa, y así ocurre con las personas». En los cuentos de estas dos obras, "Piscinas vacías" y "La gente no existe", ya no hay islas donde naufragar.

Por los sueños de lo real y cotidiano va, ligero de equipaje y sobre un cascarón de nuez, el corazón... emprendiendo un viaje.