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“Un mal nombre” comenzaba con Lila como mujer casado y éxito social y con Lenù añun estudiando en el instituto. Ahora, en “Las deudas del cuerpo” los roles se han intercambiado: en esta tercera parte, Lenù se ha convertido oficialmente en escritora y ha terminado sus estudios universitarios. Está a punto de casarse con su prometido, Pietro Airota, con el que se irá a vivir a Florencia. Por su parte, Lila malvive de su trabajo en una fábrica de embutidos y vive con su hijo Gennaro, y con Enzo. Lenù trata de devolverle a Lila la generosidad que ésta mostró años atrás cuando le facilitó los recursos para seguir estudiando. Ambas, ya como madres, se darán de bruces con la realidad que supone la maternidad para la mujer de esa época que, con mayores o menores recursos, deben hacerse cargo de todo lo que implica tener hijos y conciliarlo con la profesión. En esta etapa de sus vidas veremos las transformaciones políticas y culturales de la Italia de los años 70 y cómo Elena se irá replanteando la feminidad, la maternidad y el sexo. La lucha de clases seguirá presente, Lila desde dentro y como trabajadora, en malas condiciones, de una fábrica, y Lenù desde fuera, asistiendo a reuniones universitarias donde se discuten los derechos de los trabajadores. A pesar de que en esta época de sus vidas apenas se ven, el hilo intrincado que las unió en el pasado sigue ahí y adquiere nuevas formas como consecuencia del contacto telefónico regular que tratan de mantener. En esta etapa de sus vidas, Lenù se da cuenta de que ha pasado años condicionada por Lila y adaptándose a lo que los demás esperaban de ella. Su personalidad, su voluntad se han ido diluyendo, pero cuando es consciente de ello no duda en remediarlo: “Está en marcha algo grande que destruirá por completo el antiguo modo de vivir y yo formo parte de esta destrucción”. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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