Romperse en estrellas

Romperse en estrellas nos presenta dos historias diferentes e idénticas a la vez. Dos historias sobre perderse a uno mismo por el camino a causa de las circunstancias y volver a encontrarse.

Es un libro que me ha sorprendido mucho. Hay varias cosas de él que no me esperaba. Como la distribución de las dos historias: primero una y luego la otra, en vez de intercaladas, que me da la sensación que suele ser el método más habitual. Pero en esta ocasión, así funciona muy bien, porque, por ejemplo, mientras yo leía la primera historia, no hubiera querido por nada del mundo que me la interrumpieran. Y además, está hecho así por un motivo concreto, luego tiene sentido, así que esperad con paciencia a ver el por qué.

Otra de las grandes sorpresas ha sido la pluma de la autora. Tiene un estilo narrativo muy bonito, expresa los sentimientos e ideas de una forma elegante pero sin presunciones y sabe tocar la fibra. de verdad que me ha maravillado la belleza de ciertas frases y he subrayado como loca en el kindle un montón de ellas.
Es un estilo que intercala muchísimo la reflexión en medio de la narración, por lo que el ritmo de la historia a mí me ha parecido más bien pausado. Incluso dos de los grandes puntos de tensión del libro se avisan con algo de antelación, por lo que cuando suceden se llevan con relativa tranquilidad por parte del lector. Y a pesar de este ritmo pausado, es un libro que se bebe, un libro que te ves incapaz de soltar por lo atrapante de la historia y lo fácil y ágil de leer que resulta.

Algo que me ha hecho gracia ha sido que contiene muchas alusiones a Peter Pan, una de mis historias favoritísimas, aunque sí es cierto que (y nunca creí que diría esto) quizás hay incluso demasiadas referencias a ello, al tema de crecer o no crecer, etc. Este es un tema importante a lo largo del libro y de la evolución de los protagonistas, que me parece muy bien llevada. No obstante, quizás podía haberse vehiculado alternando un poco las referencias y que no perteneciesen siempre a la misma obra literaria.

En cuanto a los personajes, si tuviera que elegir seguramente me quedaría con los de la primera historia. Aurore y Dorian se han ganado un huequecito especial en mi corazón y madre mía lo que me han hecho sufrir. El final de su historia, además, no ha sido para nada el que esperaba. No es un final triste, aunque reconozco que a mí me ha apenado un poco. Pero los personajes de la segunda historia, así como el personaje algo más secundario de Rachel en la primera, son todos grandes personajes, muy reales con sus defectos y virtudes, y es una delicia poder conocerles a lo largo de la historia y ver su evolución, que me ha resultado muy satisfactoria en todos los casos.

A pesar de que es una historia dura en varios momentos (una vez más os recomiendo leer primero los avisos de contenido que la editorial añade tan acertadamente al principio del libro), creo que todo está transmitido con mucha delicadeza y dulzura, por lo que, al final, el mensaje que queda es de esperanza, de ganas de vivir una vida plena y de haber sido testigo de una historia preciosa.

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