Se llamaba Manuel

Víctor Fernández Correas apareció en mi vida en un lugar tan idílico como raro.
La tienda de souvenirs del alcázar de Toledo.
Allí, en una sección muy amplia de literatura (y muy buena selección) estaba "La conspiración de Yuste" Compré por impulso. Pocos libros me causaron tanta satisfacción.
Pero eso es otra historia y se contará en otro momento.

Se llamaba Manuel es su tercera novela y su primer thriller histórico.
Ambientada en la posguerra civil, la obra discurre por tres tramas aparentemente diferentes que se unen en el desenlace final.

La central es la investigación del asesinato de Manuel Prieto y los obstáculos que le pondrán al inspector Gonzalo Suárez incluso por sus superiores.

Acompañan al argumento una red de espionaje izquierdista, y la despegada vida de un militar que está pactando con los estadounidenses la ocupación de bases militares yanquis en España.

Aunque los personajes, en su mayoría son ficticios el entorno socio político es muy real, desde los filtreos del régimen franquista con el enemigo de Rusia, el maltrato y persecución policial hacia la homosexualidad, hasta elmachismo casposo e insoportable castrense.

El libro no es un policial de velocidad vertiginosa, va más allá.
Primero porque arranca con un prólogo que quita el sentido, lo mejor sin duda del relato, y con una prosa bella y descarnada marca de la casa.
Que el autor escribe muy bien ya lo sabía. Este comienzo es nivel dios.

Correas hace un homenaje al gran Delibes y su "La sombra del ciprés es alargada" comparando las soledades de los protagonistas de ambas historias.
También la muerte está muy presente como pensamiento, como horizonte que a todos nos alcanza.

Destaco a Canelita, un confidente convencido a base de bofetadas y mamporros que frecuenta todos los bares de ambiente del Madrid del 52.
Su único anhelo es un hombre que le caliente la cama y regresar a su ciudad natal.

Insisto que no estamos ante un thriller trepidante, pero sí ante un elenco de actores de segunda fila muy bien perfilados, todos ellos con sus claroscuros.

El mayor valor sin duda, es la pluma que Correas impone al texto, una voz que es como una sombra silenciosa, melancólica y descarnada donde el elemento común es la maldita soledad.

Y las cuentas pendientes.

Un autor poco conocido por desgracia, que trata muy bien a sus libros y a la literatura.