Colmillos

Como digo siempre que empieza lo divertido...
¡Me vestiré para la ocasión!

Había más comentarios:

Estamos deseando de verte.

¡Hazte un vídeo! ¡No nos tengas con tanto misterio!

¿Eres rubia, morena, pelirroja o calva?

La amiga de la prima del vecino de mi compañero de clase dice que es amiga tuya de toda la vida.

¿Te gustan las castañas asadas?


Yo suspire sin fuerzas.
-Aish...
Todos querían conocerme, pero yo no puedo grabarme ni hacerme fotos porque soy una vampira y no salgo en ellas, así que les digo que el motivo de no mostrarme es porque en internet hay que tener mucho cuidado con la seguridad, ya que hay mucho desaprensivo por ahí suelto, lo que tampoco es mentira.

Me concentre más aún. Hacía fuerza para concentrarme, pero no se me ocurría nada. Si se había apretando con fuerza concentrada, corría el peligro de que saliese un sonido vergonzoso de mi parte de atrás.

Entre unas cosas y otras, cuando ya una a apagar mi teléfono, vi un extraño comentario en el último momento. Firmaba @m.addams.

Tu ropa me parece como la del fantasma que me aparece en el pasillo por las noches. Mis
arañas-mascota salen corriendo cuando lo ven.

Aquel día empezó con una buena noticia:
¡Dos mil seguidores nuevos!
Estas cosas me ponen muy contenta y me llenan de orgullo. No puedo quejarme, considerando que solo subo fotos de mis vestidos, pero oye..., es lo que tiene ser elegante y glamurosa. Donde hay nivel, hay nivel.

Me acaricie el colmillo derecho porque los vampiros, cuando piensan, en lugar de acariciarse la barbilla, se acarician el colmillo.

Mi amigo Lazlo y yo vivimos en Necrontía, la tierra de los horrores, espantos, miedos, pavores, terrores y escalofríos. El himno de Necrontía dice:

Si eres como esos medicas
que odian temblar,
huye pronto de este lugar
no apto para cobardes.

Estoy por hacerme una página web que se llame Veo-veo a Clodoveo y contar esta aventura.

Tenía que invocar al fantasma.

Si estás del otro lado
sin nada que hacer
o comiéndote un helado,
déjate ver
por medio de este espejo,
seas niño o seas viejo.

Entonces recordé una nana que me cantaban de pequeña. Yo era una mocosa y no logró hacer memoria de quién me la cantaba, pero me gustaba mucho. Siempre que me pongo nerviosa, la recuerdo y logro calmarme y ponerme de buen humor. Dice asi:

Cuando tengas un problema,
sea grande o pequeño,
piensa frunciendo el ceño.
¡Piensa en el tema!
No te pongas nerviosa
temblando como un flan,
no brames como una osa.
¡Eso es mal plan!
Y si te quedas atascada
de tanto darle al pensamiento,
invoca a tu madrina, que es un hada,
y acudirá en un momento.