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Crítica de LAKY


LAKY
09 September 2018
La historia transcurre en Carnival Falls, una pequeña ciudad estadounidense bastante tranquila sino fuera porque, de forma periódica, ocurren accidentes o desaparecen personas. Como el accidente que sufrió Sam cuando era un bebé de sólo un año y viajaba con su madre. Él se salvó milagrosamente y la madre murió pero su cadáver no pudo ser encontrado. Uno de los habitantes del pueblo, relativamente famoso por sus investigaciones, cree que hay algo más que la casualidad detrás de tantos accidentes.

Cuando Sam tiene doce años y vive en la casa donde fue acogido al quedarse huérfano, va a conocer a una preciosa niña de su edad que ha venido a vivir a una de las mejores casas de la ciudad. Es Miranda y Sam se enamorará perdidamente de ella desde que la ve. Junto a su amigo Billy, vivirán un verano que nunca podrán olvidar. Un verano de crecimiento en el que descubrirán cosas sobre sus respectivas familias y sobre sí mismos.

Es ésta una novela de catalogación un tanto difícil. Yo diría que es un thriller psicológico aunque no lo sea exactamente. Tiene un fuerte componente de narrativa pues se centra en la amistad, en el paso de la niñez a la adolescencia y en el descubrimiento de quiénes somos. También tiene un punto cercano a la fantasía. He de reconocer que este punto fue el que más dudas suscitó en mí porque la fantasía no me suele gustar y ese tema en concreto del que trata la novela tampoco pero, una vez leído, he de reconocer que no había que tenerle ningún miedo porque el toque es ligero y, sobre todo, porque está muy bien llevado y convencerá a los más recalcitrantes realistas.

Toda la novela gira en torno a Sam, quien a sus doce años vive en una casa de acogida. Una casa en la que viven más huérfanos por lo que la convivencia será difícil en ocasiones. de esto nos hablará la novela. También de la amistad que mantiene con Billy, de sus paseos en bicicleta, de sus problemas con otros chicos, de sus conversaciones, de sus sueños… en fin, de la niñez. Y del primer amor. Ese amor encarnado en una niña que para Sam es mezcla de ángel y princesa. Una niña que nada tiene que ver, sobre todo en cuanto a extracción social, con Billy y, sobre todo, con Sam. Aún así, los tres entablarán una interesante amistad. Y en sus correrías, acabarán descubriendo cosas

Sam siempre ha pensado que tenía un recuerdo del accidente. En sus sueños ve cómo viajaba en el asiento de atrás del Pinto que se acababa de comprar su madre; cómo se le caía su osito, cómo su madre alargaba la mano para cogerlo, cómo casi tiene un accidente y logra enderezar el coche, cómo de repente ven unas luces blancas y cómo el coche queda del revés. Cree recordar ver a su madre muerta en el asiento delantero. Pero su madre nunca apareció y él sólo tenía un año, ¿es posible que pueda recordar algo?

Qué pasó con su madre es algo que no le deja vivir y algo que ocurre ese verano va a hacer que todo reviva y que junto a sus amigos pueda descubrir qué ocurrió realmente.

Los personajes son entrañables. Sam nos caerá bien ya desde la primera hoja. También Billy, totalmente diferente a Sam, el contrapunto perfecto. Y Miranda. Los tres están muy bien desarrollados y su amistad resulta creíble. La relación entre los tres es preciosa y veremos cómo se mantiene a través de los años.

La novela comienza con un prólogo situado en el año 1974, unas pocas páginas que te dejan con el corazón en vilo. A continuación vienen cuatro partes: la primera y la tercera, las más extensas, se sitúan en el año 1985 (cuando los niños tenían doce años). La segunda y la cuarta en la actualidad (año 2010). Toda la historia será narrada por Sam. Quizás choque que no tenga la voz de un niño ya que su forma de expresarse es típica de una persona culta y con una cierta educación pero veremos que eso es porque la historia la cuenta desde el presente

Y luego tenemos el epílogo que, en tan sólo hoja y media, deja todo patas arriba. La sorpresa del último párrafo es totalmente inesperada, imposible de prever. Te das cuenta de cómo das las cosas por supuesto; no es el autor quien te engaña sino tú misma quien te dejas engañar, quien sólo se fija en lo obvio. de verdad que me quedé con la boca abierta. Me dieron ganas de volver a empezar el libro y leerlo sabiendo ahora todo lo que sé (y, no os engaño, para intentar pillar al autor en algún renuncio porque me parece francamente difícil llevar a buen término una historia de quinientas páginas sin meter nunca la pata en "eso")

La novela avanza a un ritmo sostenido, ni muy rápido ni lento. Contada de forma sencilla pero cuidada, resulta entretenida y de fácil lectura



Conclusión final

A este paso Federico Axat se va a convertir en el autor de los finales apoteósicos. Aún recuerdo la zarigüeya de la última salida y es difícil que se me olvide el sorpresón de El pantano de las mariposas. Ya sólo por eso merece la pena leer sus novelas.

Enlace: http://librosquehayqueleer-l..
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