Al darle un nombre propio pretendemos devolverle su dignidad. Deja de ser "un chucho", "una desgracia", "un problema", un frío número en las estadísticas de abandonos anuales. Ahora es un individuo con un nombre propio, único e intransferible.
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Al darle un nombre propio pretendemos devolverle su dignidad. Deja de ser "un chucho", "una desgracia", "un problema", un frío número en las estadísticas de abandonos anuales. Ahora es un individuo con un nombre propio, único e intransferible.
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[...], algo común en la gente de las protectoras es que nunca pierden la esperanza.
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" No son nuestras habilidades las que muestran cómo somos, sino nuestras elecciones”