La máscara de la muerte y otras historias

Yo no tuve nada que ver con esa cosa. No sé lo que era ni de dónde vino. Pero juro que nunca más me acercaré a ese condenado lugar ¡ni de noche ni de día!

Lo extendí y lo coloqué sobre su cara muerta, y lo que sucedió a continuación fue bastante singular: pareció como si sus rasgos lo absorbieran… hasta convertirse en una máscara perfecta.

¿Qué terrible calamidad la había arrancado de su lado? Por muy terrible que pueda ser el conocimiento una vez adquirido, saber era su plegaria más ferviente.

Nunca había sido libre en mi vida, siempre sujeta por algún tipo de rienda, así que decidí que sería libre ahora y viviría por mí misma para compensar por lo que sufriría mientras Jack estaba lejos