Una bruja con tentáculos

No resulta sencillo hacer encajar esta lectura en un solo género, pero personalmente creo que la definiría como: distopía oscura -muy, muy oscura-ambientada en las calles de Madrid.


La novela parte de la premisa típica de una gran catástrofe que hace menguar la población y que acaba con la sociedad tal y como la conocemos hoy en día, pero el autor le sabe dar una vuelta de tuerca llevándonos por una trama original y, en varios momentos, sorprendente. 


Navegamos a través de una historia en la que vamos completamente a ciegas, de esas en las que vas leyendo sin saber qué te vas a encontrar en la siguiente página. Así, aquello que parece que empieza como una novela de misterio, va derivando, poco a poco, hacia una lectura de temática más sobrenatural.


El deje de fantasía de la obra nos lo da la protagonista: una bruja de la cabeza a los pies. de esas que te lanzan maldiciones con una fotografía tuya. Un extraño elemento que, a priori, desentona en el conjunto de la obra, pero que empieza a cobrar cada vez más sentido conforme avanza la historia.


Aunque el worldbuilding es muy sutil, pues vemos de él únicamente pequeñas pinceladas, es suficiente como para que seamos capaces de sentir el aura decadente que nos envuelve y comprender nuestro entorno.


En general, podría decir que es una lectura bastante... peculiar. No se me ocurre otra manera de definirla. Aunque esto no es ninguna novedad en las historias de esta editorial. Una bruja con tentáculos, en este sentido, no es muy diferente al resto de lecturas de Obscura, pues se sustenta sobre los mismos pilares de oscuridad, decadencia humana y el que, para mí, es el pilar fundamental: mantener al lector en un estado de "¿WTF qué narices está pasando?" constante.


Debo decir que el final me ha parecido un poco acelerado en proporción a las páginas que se dedican a la introducción (presentación de la situación del mundo y de los personajes principales, fundamentalmente). Un ritmo un pelín menos apresurado me hubiera ayudado a digerir mejor el cierre, pues no son pocas las cosas a procesar. Aun así, eso no me ha impedido disfrutar de esta lectura que, personalmente, ha logrado sorprenderme.


Eso sí, si me permitís un consejo: si tenéis intención de leerla, hacedlo cuando estéis buscando un poco de sufrimiento y destrucción. No es una lectura que pueda catalogarse como alegre.