Mira las luces, amor mío

Vuelvo a Annie Ernaux con esta recomendación de @anaserrucho que me llamó mucho la atención por su premisa: hacer literatura de un supermercado.

A lo largo de un año la autora elaboró un diario en el que relataba sus visitas al hipermercado Alcampo donde habitualmente hacía sus compras. Variando las horas y días de la semana Ernaux consiguió cumplimentar un registro bastante preciso del funcionamiento del hiper, de qué modo disponían sus distintos productos, quiénes eran los compradores habituales, modus operandi de los visitantes y empleados, etc., todo ello mediante la observación curiosa que caracteriza a la autora. Este espacio se convierte de este modo en una especie de escenario por el que desfilan todo tipo de personas, sometidas a los estímulos y estrategias comerciales previamente meditadas y que se mueven entre los estereotipos de género y las clases sociales.

Entre otras muchas interesantes conclusiones, la autora indica lo siguiente: “Porque el híper sigue siendo (hasta un temible nuevo orden cuya aparición se perfila en la inquietante deriva de la sociedad francesa) un espacio de libertad y de igualdad de acceso, abierto a todos y todas sin distinción de ingresos, vestimenta o identidad.” El espacio para las compras es, sin duda, un espacio que compartimos todos (bueno, quizás las personas más pudientes no acuden a este tipo de establecimientos como bien indica la propia Ernaux, pero aún así su uso es común entre la mayor parte de la población).

Lo que más me ha gustado de este ensayo es la normalidad de lo que relata, el hecho de dar importancia a algo tan habitual en nuestras vidas como es el ir a hacer la compra. Por un lado da la sensación de que cualquier cosa es susceptible de ser interesante según cómo nos la cuenten, y por otro nos pone a todos como sujetos participantes de ese momento. Leerlo me ha hecho ser más consciente de ese acto de consumo necesario, y me he descubierto observando a otros compradores en el momento de hacer la compra en mi super.