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En esta continuación vuelven algunos de los personajes que ya conocimos en «Los jardines de la luna» y sus arcos se retoman poco después de los acontecimientos ocurridos en ese primer libro. Sin embargo, también se introducen una buena cantidad de personajes nuevos muy diferentes, cuyas perspectivas expanden considerablemente la información que teníamos hasta ahora del mundo creado por Erikson. Un mundo complejo y rico en detalles que en este segundo libro exploramos más a fondo, aunque con el mismo estilo narrativo del autor, a través del cual se insinúa más que se muestra. Así, alguna información se amplía, ayudándonos a entender un poquito más determinados conceptos, y otra, haciendo que nos demos cuenta de que lo que visto hasta ahora solo es la punta de un iceberg inmenso. Ya lo dije en la reseña del primer libro y lo reitero aquí hoy: no intentéis buscarle sentido a la primera a todo lo que se cuenta en estos libros. La espiral de confusión os consumirá. Mi recomendación es asimilar todo lo que podáis y confiar en el proceso y en que merecerá la pena. En este segundo tomo no van a faltar la intriga política, la magia misteriosa, los entramados ancestrales, los giros inesperados y momentos épicos y emocionantes. Todo ello narrado de forma ágil, en contra de la impresión que puede dar esta saga. A mí este libro se me ha hecho más fácil de seguir que el primero, aunque es cierto que las tramas de algunos personajes me han enganchado menos que en el primero y en algunos momentos se me ha hecho un pelín más largo. No importa, es inevitable que el ritmo cambie en volúmenes de tantas páginas. Para mí, sigue siendo una saga que desafía todas las convenciones del género y que, sin duda, merece la pena explorar. |
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