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He tenido sentimientos encontrados con este libro, y creo que me ha parecido estar leyendo dos novelas a la vez: una en la que la narración se sucede de forma frenética y en ocasiones caótica, donde se desarrollan la acción y las vivencias más importantes de los personajes; y otra en la que el tempo es más relajado, recreándose en el impresionante trabajo de documentación que hizo Mariana, donde nos relata con todo tipo de detalles los sucesos más importantes acaecidos en los años en los que transcurre la novela mezclado con oscuros sucesos del folklore argentino y sus hermosos paisajes. A esto creo que también ayuda los cambios de narrador entre capítulos que aprovecha para hacer saltos temporales. A mí en ocasiones me llegaron a frustrar un poco y a sacarme de la historia, y aunque no es un recurso que me suela disgustar, en esta ocasión no lo disfruté demasiado. Esta dualidad igualmente la sentí respecto a sus protagonistas, especialmente hacia Juan. ¿Es bueno o malvado? ¿Protector o interesado? ¿Enamorado u obsesionado? ¿Perseguir un fin noble disculpa cualquier comportamiento y atrocidad cometida? Para mí era una persona horrible por la que me sentí irremediablemente atraída, al igual que el resto de mortales que se cruzaban en su camino. En mi opinión el punto más negativo es el último capítulo, que se alarga centrándose en ciertos personajes que despertaron cero interés en mí, y sin embargo después de más de 600 páginas cierra con un final muy precipitado y nada épico (aunque esto es problema mío y de mis expectativas, pero deseaba horribles sufrimientos para ciertas personas. Aquí está mi parte de noche 😅). |
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