Los peligros de fumar en la cama

Tenía mis dudas sobre si leerlo o no. Bajar es lo peor, la novela que leí no hace mucho, no me había terminado de cerrar, así que puse en la balanza si valía o no la pena de volver a leer a la Enriquez. Como éstos son cuentos cortos, me dije “y, daaaaaaleee”.

Y, me felicito por haber decidido darle otra oportunidad. En todos estos relatos, nada hay por fuera de lo cotidiano. Las mujeres que los protagonizan podríamos ser cualquiera de nosotras. Ahora bien, el tema pasa por ese horror que aparece en medio de esa cotidianidad. Cotidianidad que podría ser la de cualquiera de nosotras. ¿Quien no tiene algún/a conocido/a que, frente a alguna adversidad, nos recomienda consultar con una curandera? ¿Quien no se quedó mirando, con una rara mezcla de intriga y tristeza, las fotografías de las/os chicas/os desaparecidas/os que aparecen en las facturas de los servicios, o publicadas en internet? ¿Quién no tuvo esa sensación confusa frente a una persona cercana y llamativa por alguna diferencia física?

Bueno, de esas cosas se nutre esta antología. Y Enriquez desarrolla esos componente armando unas historias impresionantes, en el peor de los sentidos que pueda tener la palabra “impresión”.

Muchísimo más que muy recomendable. Y, se los dice alguien que no sabía si valía la pena leerlo.