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Hacía tiempo que no me costaba tanto un libro y no me creaba sentimientos tan contradictorios. Después de un inicio confuso, con dificultad para conectar con la historia y los personajes, quizás por el estilo narrativo del autor, quizás porque en los diálogos no estaba claro quién hablaba en cada momento, quizás porque la historia se hacía aburrida por momentos, he tenido que hacer un parón y replantearme si continuar o abandonar. Por último la decisión de seguir y darle otra oportunidad ha sido acertada. En la segunda parte, pese a un salto temporal que no me ha gustado demasiado, todo ha empezado a mejorar. He ido conectando con la forma de narrar de Forster. Ha ido cogiendo más ritmo y todo ha empezado a fluir. He ido encontrando una ironía muy inteligente y unas reflexiones muy avanzadas para la época en que se escribió. Sus ideas sobre la igualdad de género y la importancia de hacer lo que uno piensa que le hará feliz en la vida, sin tener en cuenta los prejuicios o lo que se espera de él, sobre todo si se trata de una mujer, me han parecido geniales. Y finalmente he entendido que el mensaje que el autor quiere dar a través de sus personajes tiene mucha fuerza y es más importante que la propia historia. La evolución que hace Lucy de principio a fin es como un grito a la libertad individual, es una reivindicación para ser tratada con igualdad de condiciones, es el encuentro con el yo interior anhelado durante mucho tiempo. Y desde ese momento todo toma sentido. El título es del todo adecuado para representar de forma metafórica las ansias que muestra la protagonista por abrirse al mundo y contemplarlo de forma diferente, abriendo las alas ante todo lo que éste le pueda ofrecer. Y estas vistas a la maravillosa Florencia representarán para ella un antes y un después que ya no podrá cambiar. Pero conseguirlo no será fácil, sin antes renunciar a la vida conocida hasta ahora y a las personas que para ella eran importantes. Y lo que podría quedarse en un simple triángulo amoroso, acaba convirtiéndose en una crítica a una sociedad ya caduca en contraposición con los nuevos aires de modernidad que empiezan a surgir al inicio de un nuevo siglo. Aunque en algunos momentos le ha faltado intensidad para transmitir emoción al lector, sus frases han estado llenas de lirismo y debe leerse poco a poco para saborear lo que nos quiere decir y captar la sutileza de lo que no se dice . Me alegro de haber descubierto la prosa de Forster y seguramente le voy a dar una segunda oportunidad con alguna otra de sus novelas. Libros como éste me confirman que mi manía de terminar siempre las lecturas que empiezo a menudo vale la pena. |
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