Una habitación con vistas

Empecé esta novela con las imágenes de la adaptación cinematográfica en la cabeza. Quizás por ello he podido avanzar al principio de la historia -la traducción no ayudaba-, pero pasada esta primera parte la novela me ha llevado con facilidad. Los personajes bien dibujados; los detalles en la narración que parecen nimios pero son esenciales; los giros adecuados para que el argumento se construya y la historia avance.
Hay una contraposición entre las rígidas normas heredadas de la era Victoriana y las nuevas que se abren con la llegada del siglo XX, sobre todo en lo que atañe a las mujeres. Es la época de las primeras sufragistas. Lucy, el personaje principal, y Charlotte, su prima y vigilante, son las figuras que ponen cuerpo a estas imágenes. Hay una dualidad entre los prejuicios y la realidad, entre lo que se espera de cada uno y lo que realmente se quiere, entre el amor y la posesión. Hay alegatos a favor de la igualdad de la mujer, de su capacidad para decidir su propia vida.
Es un libro corto, pero intenso; una lectura amable que te deja un buen ánimo. Nos puede parecer anticuado, pasado, pero realmente es una gran novela por que nos sigue hablando de decidir entre lo que otros quieren de nosotros y los que nosotros deseamos hacer. Si al principio te parece algo complicado de seguir, no desistas; pasado ese primer tramo la historia va rápida y te logra interesar.