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Crítica de Guille63


Guille63
07 March 2023
"No escribo para aquellos que jamás se han preguntado en qué punto comienza la vida real”

Empecé esta singladura allá por marzo vaticinando lo extraordinaria que la lectura de todo El cuarteto de Alejandría sería para mí. No me equivoqué. Todo lo que ha rodeado la lectura de esta obra permanecerá en mi recuerdo como un acontecimiento muy especial.

“Lo curioso es que aquellas pocas palabras y su risa sofocada e irónica hayan podido hacer lo que nadie pudo hacer por mí. de pronto, sentí que todo cambiaba, se aligeraba, se ponía en movimiento. Me sentía débil, casi enferma. Estaba perpleja. Más tarde, poco a poco, se fue abriendo un claro. Era una sensación como la de escapar a una mano paralizada.”

Como no podía ser de otra forma, Clea es una despedida. Aunque aporta alguna que otra novedad, se encarga de cerrar los temas pendientes, si bien nos deja con algunas preguntas que cada uno responderá a su manera. No es la mejor de las cuatro novelas, aunque hayamos vuelto a disfrutar del lirismo de la voz de Darley a la que habíamos echado de menos en el capítulo anterior y nos haya puesto con el corazón en un puño en varias ocasiones. Con ella termina todo este inventario de amores y amantes que ha sido el cuarteto, casi todos trágicos, alguno imposible o inalcanzable o incomprensible o solo soñado o prohibido, el que solo emerge bajo ciertos condicionantes y hasta el cómico tiene aquí su lugar.

“¡Una palabra única, «amor», define tantas especies distintas de un mismo animal!”

Un animal este que nos perturba, capaz de transformarnos y transformar engañosamente en lo que creemos necesitar al objeto de nuestro amor (“¡Estaba allí para siempre, y no había existido jamás!” ), que nos miente al hacernos creer copartícipes de una unidad ("Por más cerca que deseamos estar de la criatura amada, así, tan separados permanecemos siempre."), que no admite la honestidad, que nos confirma en nuestra soledad, “un absoluto que lo toma o lo pierde todo” , que todo lo trastoca (”Una ciudad se convierte en un mundo cuando se ama a uno de sus habitantes” ), una enfermedad, una locura, una obsesión. Todo es más placentero en su ausencia.

“Así dejamos correr el tiempo, y así hubiéramos podido quedar, como figuras estáticas de un cuadro olvidado, saboreando sin prisa la dicha concedida a los seres destinados a gozarse mutuamente sin reservas ni autodesprecio, sin los premeditados ropajes del egoísmo, las limitaciones inventadas del amor humano.”

Y solo un poco menos terrible que el amor, la picadura del arte, la aspiración de ser escritor, …

“El arte, como un hábil masajista en un campo de juegos, está siempre alerto para ayudar a sanar heridas y golpes; y como los del masajista, sus oficios alivian las tensiones musculares de la psique. Por eso busca siempre las zonas de dolor, oprime con los dedos los ligamentos musculares, los tendones acalambrados, los pecados, las perversiones, todo lo desagradable y molesto que nos repugna admitir. Una ternura áspera que afloja las tensiones, relaja la psique.”

… pero también la gran esperanza de la humanidad, capaz incluso de poner los cimientos a una nueva sociedad.

“El animal humano será sacado de la jaula, y se limpiará su sucia paja cultural y sus restos coprolíticos de creencias. Y el espíritu humano, radiante de luz y de alegría, hollará suavemente el pasto verde como un danzarín; surgirá para cohabitar con las formas de tiempo y procrear hijos al mundo de lo elemental, ondinas y salamandras sílfides y silvestres, Gnomos y Vulcanos, ángeles y elfos. Sí, para que la sensualidad física llegue hasta las matemáticas y la teología; para alimentar, no para obstruir las intuiciones.”

Pero sobre todo, un gran anhelo individual que puede dar sentido a lo que, de todas formas, nunca lo tendrá.

"Aguardo, serena y dichosa, convertida en auténtica criatura humana, en una artista por fin. Clea."

“Sí, un día me encontré escribiendo con dedos temblorosos las cuatro palabras (¡cuatro letras!, ¡cuatro rostros!) con las que todo artista desde que el mundo es mundo ha ofrecido su escueto mensaje a sus congéneres. Las palabras que presagian simplemente la vieja historia de un artista maduro. Escribí: «Érase que se era. . . » Y sentí que el Universo entero me daba un abrazo.”
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