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Crítica de MisLecturas


MisLecturas
25 July 2020
La publicación de una nueva novela de María Dueñas supone para mí toda una incógnita porque si bien "El tiempo entre costuras" es uno de mis libros favoritos y de los que más recomiendo, las posteriores publicaciones no terminaron de convencerme. Hoy os traigo mis impresiones sobre "Las hijas del capitán", una historia que tiene como trasfondo la emigración española en los años treinta, a tierras americanas, de gente poco cualificada y que se encontraba en la más absoluta miseria, buscando un futuro más prometedor. El hambre, la incertidumbre por el grisáceo panorama político del país, los anhelos e inquietudes los arrastraron a aquel nuevo mundo y ahora forman parte del tejido metropolitano. Un heterogéneo crisol de emigrantes que aportaron su granito de arena para que la ciudad que los acogió, Nueva York, continuara creciendo. Una novela de supervivencia, pasiones, amores prohibidos, ambiciones, incertidumbres, tropiezos, venganzas y mucha nostalgia, de lectura muy recomendable.



Emilio Arenas, más conocido como El Capitán, siempre fue un bala perdida. Nunca llegó a sentar cabeza y era nula su preocupación por labrarse un futuro, ni siquiera cuando decidió formar una familia con Remedios, en su Málaga natal. Emilio decidió montar un negocio, una pequeña casa de comidas ubicada en un semisótano cerca de la Octava avenida. El lugar era vulgar, sin lustre ni atractivo aparente, pero puso en él toda su ilusión para sacar adelante a su prole y resarcirse con las mujeres de su vida por sus sufridas ausencias. Ahora, unos meses después de arrastrar con él a su mujer y sus tres hijas, Victoria, Mona y Luz, hasta la ciudad metropolitana de Nueva York y tras toda una vida plagada de ausencias, los restos de Emilio están siendo sepultados en el cementerio del Calvario de Queens, dejando atrás una familia desarraigada, un mediocre negocio recién adquirido y una serie de deudas por pagar. La imprevista desaparición del cabeza de familia hará a sus hijas replantearse la realidad e intentarán reflotar el establecimiento familiar convirtiéndolo en un night club hispano, amenizado con actuaciones musicales en directo, muy a la moda en aquellos tiempos. Trazaron un futuro en el horizonte y pelearon por salir adelante, pero entonces llegaron los golpes que enturbiaron sus planes…



Dos de los aspectos más sobresalientes de esta novela son la cuidada ambientación y la fuerza de sus personajes. María Dueñas ha sido capaz de tejer un variopinto elenco de personajes, entre los que se funden los reales de aquella época con los de ficción, casi todos indispensables en el desarrollo de la trama, atractivos y reales, de carne y hueso, lo suficientemente cercanos para que el lector empatice con ellos. A través de los personajes nos hace partícipes del heterogéneo microcosmos existente alrededor de la calle Catorce, el lugar donde se asentaron las hermanas Arenas y se situaba la colonia española. Serán ellas tres quienes focalicen toda la acción, convirtiéndose en las protagonistas. Se criaron en un humilde universo encapsulado, entre corralones malagueños y un enjambre de mujeres por toda familia. Un entorno ajeno a los devenires políticos que acontecían en el país. Emigradas a la fuerza, vulnerables, desoladas y perdidas en el inquietante mapa de una ciudad voraz, con la única intención de volver a España más pronto que tarde, con los bolsillos lo suficientemente llenos como para establecerse sin apretaduras en Málaga. Estas jóvenes levantiscas y ruidosas que plantaban cara a todo con frescura insolente, ignoraban que sus vidas pronto se verían alteradas. Mujeres temperamentales varadas entre dos mundos que llegaron allí sin ambiciones ni sueños, pero que no tuvieron más remedio que agarrar con uñas y dientes las riendas de un negocio ruinoso en una compleja metrópolis, intentando encarrilar sus vidas hacia un porvenir más prometedor. Sumidas en la precariedad más absoluta, sin saber cómo van a subsistir, debiendo hacer frente a las deudas que el padre dejó atrás. Son huérfanas a la deriva en la inmensidad que una ciudad que ha acabado deslumbrándolas, cuatro pobres ignorantes e insolventes, incapaces de afrontar el incierto futuro que se les avecina. Obligadas a sobrevivir, dejando a un lado los sacrificios y las renuncias, la desdicha, la nostalgia y el callado llanto que asolaba algunas de sus noches.



De la mano de un narrador omnisciente, con un estilo depurado, una prosa elocuente, un dominio de la parte narrada sobre la dialogada, y una cadencia pausada pero envolvente que levemente se agiliza conforme avanzamos hacia el desenlace, "Las hijas del capitán" se articula en seis grandes bloques y un total de ciento cinco capítulos de corta extensión, lo cual le aporta cierta fluidez a la trama. Como ya he comentado, la trama comienza con una cadencia lenta y las densas descripciones, en ocasiones, podrían abrumar al lector y ralentizar la lectura.




Sintetizando: "Las hijas del capitán" es una novela de ficción histórica que se inicia con la inesperada muerte de Emilio Arenas, un hecho que quebrantó temporalmente a su familia, desprotegiéndola frente a las adversidades, pero que no dudaron en darlo todo para levantar cabeza en un mundo ajeno, solas y a contracorriente. Una obra para leer sin prisas, dejándote envolver por el bagaje personal de hombres y mujeres que se vieron forzados a emigrar al Nueva York de los años 30 huyendo de la miseria. Una historia en la que se pone de relieve el respeto y la solidaridad colectiva ante los contratiempos. Una balsa de compatriotas que avanza contra viento y marea en la inmensidad neoyorquina, soportando un presente duro como pedruscos en busca de un futuro más prometedor, siempre remando hacia delante y sin permitir el desfallecimiento.
Enlace: https://www.mislecturas.es/2..
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