Noches blancas

“Al principio del verano las noches son especiales en San Petersburgo. El sol apenas se sumerge en el horizonte y crea las noches blancas, en que la luz no deja de brillar con un resplandor de nieve”

Esta es la historia de un triángulo amoroso, donde dos ganan y uno pierde. Una historia que sucede en las horas bajas de la ciudad, donde no hay nadie por las calles y todo parece íntimo. Dos personas se encuentran, charlan y se conocen, dándose la compañía y el calor que necesitan.

Como me quedé con más ganas de Dostoievski, cogí esta novela corta “Noches Blancas” y aunque al igual que “El jugador”, me dejó con ganas de leer más, sí me ha parecido una historia más cerrada, parece más bien un cuento. Muy ambientado con la descripción de este tipo de noches en la ciudad de San Petersburgo, donde surge esta mágica luz y donde no se ve un alma en la calle. La intimidad se desborda y nos centra aún más si cabe, en esa particular soledad que siente el personaje principal masculino de esta historia. La llegada de la chica cada noche, se presenta casi como una aparición divina que aletea su corazón helado, y lo revive por unos minutos.

Es una historia muy corta, con un discernir algo cruento pero ilusionante.

Volveré a Dostoievski pronto, eso seguro.

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