Qué historia tan bonita nos regaló Dostoievski con «Noches blancas». A través de ella, nos adentramos en las calles y las afueras de San Petersburgo y cuando llegamos a la orilla del canal, conoceremos la historia del protagonista, un hombre que vive literalmente en sus sueños; y de Nástenka, una muchacha consumida por la fiebre del primer amor. Durante cuatro noches blancas, donde el sol nunca llega a ocultarse, los protagonistas saldrán a su encuentro y los lectores seremos testigos de la soledad, la pasión y los miedos que albergan sus almas, y que, a su vez, nos mostrarán una ciudad distinta que se va transformando adoptando distintas formas y colores. Este relato, publicado en 1848, es una de las primeras obras del autor y no es de las más alabadas. Yo no puedo comparar mucho porque además de esta solo he leído «El jugador», pero me ha parecido una obra brillante y profunda que me ha hecho tener muchas ganas de seguir leyendo a este escritor. |