El amor es suave. Huele a humo de leña y suena a lluvia. Sabe a manzanas con azúcar. Darlo no cuesta nada, pero es más preciado que un mar de diamantes.
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El amor es suave. Huele a humo de leña y suena a lluvia. Sabe a manzanas con azúcar. Darlo no cuesta nada, pero es más preciado que un mar de diamantes.
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"si no seguimos a nuestro corazón donde nos lleve, morimos antes de que deje de latir"
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No son los objetos venenosos los que nos matan. Los envenenadores no son los asesinos. Somos nosotros. Nosotros mismos. Escuchamos a las serpientes. Dejamos que los escorpiones se nos acerquen. Creemos en los susurros, en las palabras que nos dicen lo que no somos y lo que nunca seremos. Aceptamos la reluciente manzana roja que ofrece la reina malvada y la mordemos con ahínco. Podemos extraer el veneno de la carne, pero las palabras venenosas se graban en lo más profundo de nuestros corazones y no hay antídoto que las alcance.
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El amor es algo aterrador. Es más valiente que los generales, más resistente que las fortalezas. Abre tumbas y les quita anillos a los cadáveres. Aguanta la larga y solitaria noche en vela con una niña enferma. Fabrica corazones con chatarras y fruslerías oxidadas y consigue que sigan latiendo por muchas veces que se rompan. |
¿Qué criaturas mágicas podemos encontrar en Gringotts, el banco de magos?