Días apasionantes

Espero que nadie me mantenga así de aferrado a mis errores.

Mi casa estará siempre allí donde haya una personita irlandesa clamando por guillotinarme.

Los puntos formaban ondas como trinos en los pentagramas de Chopin, interprétalo como quieras.

Los amiguitos pijos de Julián solían empezar resultando muy atractivos, pero iban decayendo conforme hablaban.

Podías pasar perfectamente sin hombres, y a mí esa postura me parecía de lo más elegante, pero había tanta gente que pensaba lo contrario que yo creía que era mejor estar con alguno.

Julián disfrutaba cuando me burlaba de los hombres que buscaban halagos sexuales.