¿Conocéis la historia de Joan Didion? Esta periodista, ensayista y escritora lo tenía todo (posición social, éxito profesional, una familia…), y en el transcurso de un año perdió a sus dos seres más queridos, su marido y su hija. Tremendo mazazo le inspiraría a escribir dos de sus obras más famosas: “El año del pensamiento mágico”, sobre la muerte del marido (y el inicio de enfermedad de Quintana), y “Noches azules”, centrado en su única descendiente. Me resulta admirable que Didion pudiera enfrentarse y escribir sobre un dolor tan inmenso. El tema es durísimo, y entiendo que no será plato de buen gusto para todos. de hecho, confieso que aún no he tenido fuerzas para leer “Noches azules”, y es que no concibo tragedia mayor que perder a quien debería sobrevivirte. de todos modos, en el caso de este libro, Didion no se recrea en el dolor. Incluso podríamos afirmar que peca de cierta frialdad, aunque eso tiene su explicación. Como persona tremendamente racional, la escritora trata de analizar el estado emocional difuso y borroso de aquellos días en que no lograba discurrir como siempre, llegando a aferrarse a los pensamientos más absurdos y las ilusiones más vanas. Creo que hace un buen díptico con “La ridícula idea de no volver a verte” en cuanto a la plasmación del duelo. de hecho, tanto Rosa Montero como Joan escriben sobre una misma idea fugaz y disparatada que se les pasó por la cabeza: la de dejar la ropa del fallecido a mano para cuando volviera a necesitarla. Mención aparte merecen las estupendas ilustraciones de Paula Bonet, de gran intimidad y sensibilidad, pero también tenebrosidad, que creo que captan a la perfección ese estado de confusión mental y desasosiego. |