La atemporalidad que guardan las lúcidas reflexiones de Emily Dickinson provienen de una subjetividad marcadamente humana. Así, entre recursos poéticos se juega su propio ser-para-la-Muerte. No es oscuridad o pesimismo, es la Naturaleza en mayúsculas que discurre en su escritura. Lejos del anacronismo, Emily Dickinson es un fiel reflejo de su tiempo: su poesía, por nacer de mujer, quedaba huérfana bajo anonimato. Más ella, como concreta, encerró su cuerpo entre paredes para preservar su libertad. Un aislamiento comunicativo con un Mundo que la ignora (This is my letter to the World that never wrote to Me) Su particular estilo guía los tiempos en la lectura. Enfatizará palabras y dejará en suspenso muchas otras... los guiones y las mayúsculas despuntan con ingenio. La autora no escribía presuponiendo publicación alguna de sus poemas. No obstante... Emily, eres inmortal (otra vez). Parting is all we know of heaven, And all we need of hell |