Cuando Wilkie Collins y Charles Dickens deciden unirse "nada bueno podemos esperar". Será buenísimo. «El ocioso viaje de dos aprendices holgazanes» fue escrito a cuatro manos, pero no se nota; perfectamente hilvanado (como no podía ser de otro modo tratándose de estos dos amigos) y con un estilo muy similar vemos a dos jóvenes ingleses con cierta aversión al trabajo y ganas de viajar haciendo del ocio su profesión. La ironía, el sentido del humor y las descripciones hacen de esta historia un placer para este #técondickens Por cierto, para cuando lo leáis, os dejo un detalle que quizá os sea útil (y llamativo): Dickens era un gran andarín y viajero incansable al que nadie era capaz de seguir el ritmo; cada vez que alguien lo intentaba, volvía solo o se quedaba a esperar su regreso en algún punto del camino. Wilkie lo intentó muchas veces y, con su paciencia habitual, se sentaba y esperaba su vuelta (disculpemos a Wilkie pues no era perezoso sino comedor, bebedor y con gota) |