Fortuna

Tengo que advertiros que esta reseña va a ser un poco diferente a los mamotreto bíblicos que suelo publicar. En primer lugar, va a ser más corta. Y en segundo lugar, voy a decir lo mínimo posible del argumento de esta novela. Porque creo que el encanto de la misma consiste en darle una oportunidad sabiendo lo menos posible, dejar que poco a poco te sorprenda la maestría con la que Hernán Díaz mueve todos los hilos de estáis historia, con una economía de medios tan inteligente como hábil.

Respecto a la trama, por introducir un poco en ella más, ddecir que todo gira entorno al matrimonio Rask. El marido, Benjamin, es un magnate que en los felices años 20 americanos logra hacer una inmensa fortuna, usando la coyuntura económica del momento para su propio beneficio. Incluso cuando ésta sea adversa para el resto de los mortales. Por su parte, su esposa Helen es una mujer muy peculiar e inteligente, hija de una familia de excéntricos aristócratas. Los dos conforman una pareja popular y exitosa, pero sus personalidades y su forma de ser están fuertemente marcadas por la soledad y la angustia existencial. Dos aspectos que poco a poco se irán haciendo palpables a medida que los excesos de la época revelar el lado oculto de los Rask. Si es que existieron en la realidad….

Y es que nos encontramos ante un ejercicio absolutamente magistral de meta-historia y narrativa. La novela se articula en cuatro partes, cada una de ellas narrada por una persona desde un punto de vista concreto. Cada una de estas partes es diferente a las otras, pero todas se complementan. Hay algo de detectivesco en la forma en que día va relacionando cada uno de forma pausada, como poco a poco va enlazándolas. Las cuatro partes están escritas de una forma diferente, tanto en tono y prosa como en el uso del narrador y la forma en que este habla con su público. Y eso da más realismo a todo lo que estamos leyendo, convirtiendo diferentes visiones y experiencias en un todo que tiene algo caleidoscópico, demostrando hasta que punto un mismo detalle o trama cambian según quien lo cuente y sus intuiciones. Puede que al principio lo parezca, pero “Fortuna” no es una novela fácil. Parte de un tema que puede resultar farragoso y aburrido, el lector tiene que estar muy pendiente de los detalles, de los juegos de palabras y de los dobles sentidos de sus frases para poder seguir la historia, y nunca está seguro de que es exactamente lo que está teniendo entre manos y a donde le va a llevar el autor. Hay fragmentos que son difíciles de leer por lo enrevesados que son, y hubo páginas que tuve que leer las dos veces para captar todo lo que cuenta. Pero aún así es una maravilla como juega el autor con las palabras y las perspectivas. Cómo convierte a sus personajes en piezas, que sean usadas contra su voluntad para sus propios propósitos, demostrando eso de que un novelista puede llegar a ser dios entre las páginas de su trabajo. Además, el que los capítulo sean tan cortos hace que la lectura, dentro de lo que cabe resulte bastante ágil y amena. Porque Díaz nos propone un juego de espejos, en el cual nos muestra nunca sus cartas de una vez, es a medida que se van sucediendo las páginas que va guiando lentamente al lector por un laberinto de ópticas morales, personales y de tiempo y espacio que van despejándose capa a capa.

Con un pulso que a veces recuerda a Edith Wharton por la época y las descripciones sociales, otras, a una novela de detectives, otra zona crónica social y otras partes llenas de una personalidad rabiosamente propia y particular; Hernán Díaz nos cuenta una historia increíblemente aséptica en todos los sentidos. La trama es lo más sencilla que puedas concebir, donde los personajes realmente importantes pueden contarse con los dedos de la mano y te sobran; con excepción de algunas escenas en Europa, apenas nos movemos de la Nueva York del siglo XX, siendo la mansión de los Brevel el punto neurálgico del que parte todo y entorno al cual todo pivota. Prácticamente todo el conjunto descansa en los personajes y en su psicología, y en como Díaz los va desplegando ante el lector y logra que los temas anodinos que maneja se convierta en algo relevante y en una trama consistente, por lo bien esbozados que están los retratos de sus protagonistas y la forma en que logra presentarlos con total nitidez ante el lector, mostrándonos los motivos de su forma de ser y actuar y como llegaron a ello, cimentados en sus pasados, situaciones familiares y sociales y su forma de ser . El ritmo es pausado pero no lento, es el justo y apropiado para ir trabajando los vericuetos de la obra de forma minuciosa pero sin caer en la lentitud, logrando mantener el equilibrio entre desarrollar los caracteres e imprimir vidilla a la lectura.

El mayor pero que puedo ponerle a la obra es lo pesado y farragoso que en muchos momentos se me ha hecho toda la parte dedicada a las finanzas y la creación del imperio económico entorno al cual gira casi todo, y las diferentes informaciones y maniobras monetarias que se describen a lo largo de la novela. Hubo no pocos momentos en que me perdí y me aburrí un poco leyendo tanto sobre el tema. Pero la verdad es que también creo que esa parte el autor la ha manejado bastante bien en varios momentos. Lo ha hecho bastante fácil para el lector, sobre todo para el que como servidora no tenga ni idea de estas cuestiones. Y a la vez ayuda a que muchas de estas consideraciones nos muestren detalles sobre las personalidades de sus protagonistas y a tu madre a contextualizar mejor sus existencias, por no hablar que uno de los temas centrales de la novela es el capitalismo y el devenir económico de los Estados Unidos de América, la manera en que la sociedad mentalidad de ese país se ha cimentado en la economía y la posesión de los medios financieros y la evolución social de esta nación a lo largo del siglo XX. Eso son los temas de “Fortuna” un fresco sobre el devenir de un país cimentado en unos personajes únicos, víctimas de sus propias circunstancias y de unas personalidades arabescas y acomplejadas y que cobran fuerza con fiereza y cercanía en la forma en que se demuestran cuando les toca hablar y como cada uno son partes esenciales de un vibrante y humano puzzle que no terminara de completarse hasta que se llegue a la última página del libro.

Sin lugar, a dudas, de mis mejores lecturas del 2023. Deseando seguir leyendo este autor, que tan para bien me ha sorprendido.