El vestido azul

Mis conocimientos sobre escultura son francamente limitados. Veo una escultura y puede emocionarme o no hacerlo en absoluto. Ya está. Cuando fui al museo Rodin quien me tuvo como una hora pegada a una pequeña escultura fue ella. Sí, él sigue siendo maravilloso, pero ella... Ella... Sigo sin poder expresar con palabras lo que sentí al ver ese Vals.
¿Por qué os cuento todo esto ante una biografía de Camille Claudel? Porque si habéis leído la reseña de Vi hace un tiempo ya sabréis que Michéle Desbordes no plantea aquí una biografía. No. Ni se le parece. Es un complicado ejercicio de introspección en el que nadamos en la mente de esta mujer. Vamos, venimos, damos vueltas y poco a poco vamos avanzando. Tanto en esos treinta años de espera como en este libros de infinitos párrafos.

Si tienes paciencia descubrirás un libro con una belleza y una delicadeza distintas. Que no sabrás explicar. Exactamente igual que me pasó a mí con ella.