La Bradamante, Tragicomédie

Un reino vale poco si se puede rechazar

Toda Bulgaria a sus pies prosternada,
por sus manos solamente quiere ser gobernada,
todos lo demandan por rey

Entonces este valor que recibí de los Cielos,
me es un presente fatal, un don pernicioso,
que solo debe servirme a mi propia ruina

Iré, iré para combatirlo a Bramante,
y cuando tendría por ella un ardor violento,
hizo que mi desventura terminase,
me sacudirá de todo interés,
y desearía por usted combatirme a mi mismo

¿Qué? ¿Soy el último que debe acariciarte?
No, hijo mío, acércate, quiero abrazarte.
¡Ah! Que el cielo me dé una alegría perfecta,
y que soy feliz de la felicidad que me envía
Que te queríamos todos en esta corte

Este valiente caballero, enamorado de sus encantos,
la venció bajo mi nombre y con mis propias armas.

Si no muere por tus manos, solo muere a la mitad

Ve León, ve a perecer y combatir tú mismo.
Ve a ahogar tu verguenza, en tu sangre extendida,
o recubrir el honor y la calma perdida

Señora, confiese que está derrotada,
que sus más grandes esfuerzos son en fin superfluos

Naymes tenga cuidado, como experimentado,
que siguiendo la costumbre y la formalidad,
entre los combatientes el sol se comparta,
y que estén en todos los puntos sin ninguna ventaja