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Crítica de MarioG17


MarioG17
11 February 2020
Parábola del náufrago (Destino, 1984), de Miguel Delibes, es un libro de título raro que narra una historia aún más extraña. Quien me conozca ya sabrá que Delibes es uno de mis escritores favoritos porque me deleitó con Cinco horas con Mario (novela que guarda mucha similitud con esta por la estructura en que están construidos los diálogos) y que ni fu ni fa con Las ratas.
En esta novela, Jacinto San José es un protagonista muy tímido y asocial que trabaja en una empresa dirigida por un tal don Abdón (al que todos adoran como un dios) y en la que hay un extrabajador que actúa como un perro (!). Su función es hacer cuentas, al igual que la del resto de sus compañeros de trabajo, sin que nadie sepa en realidad qué es lo que calculan o para qué.
La novela comienza de forma extrañísima, no porque comience con una escena rara, sino por cómo cuenta el inicio, por cómo lo escribe. Este libro podría considerarse originalísimo (y lo es) por cómo afronta la estructura de sus párrafos. La novela está dividida en tres tipos de estructuras narrativas (por llamarlas de algún modo): la narración en general está contada de manera normal, los monólogos interiores de Jacinto están contados en cursiva y, por último, cuando entra en escena el extrabajador convertido en perro del que hablo más arriba, Delibes emplea un estilo en el que “,” se convierte en “coma”, por lo que todos los signos de puntuación son sustituidos por sus nombres por escrito.
Jacinto es el tipo raro de la empresa (y de la vida de esta novela en general), porque se resiste a seguir las primitivas y salvajes novatadas de sus compañeros. Sufre cuando ve a los demás padecer el salvajismo de sus compañeros y a veces siente culpa por no reírse ante ese sufrimiento ajeno que, a sus compañeros, parece hacerle tanta gracia. Tras un episodio escabroso, Jacinto es recluido en una cabaña en el bosque para curarse de unos mareos que le produce la escritura de ceros en sus cuentas laborales. Desde allí se nos narrará la segunda mitad de la novela con un tono que va creciendo por momentos, al igual que la tensión de Jacinto, que se empieza a ver acorralado en una conspiración maquinada contra él en el que el ser humano salvaje y la propia naturaleza se alían contra el hombre bueno como es él. Y hasta aquí puedo contar.
Esta novela es, realmente, un relato de la personalidad, los miedos y el carácter en general de Jacinto. Lo narra Delibes con algunos saltos en el tiempo. He leído que esta novela es una crítica a la aristocracia, pero creo que, más que eso, es una crítica a la sociedad actual, en la que los hombres son tratados como perros y no salen de su caverna platónica por desconfianza y para seguir aferrándose a su ignorancia.
En un mundo cruel, Jacinto es el incomprendido que aboga por el esperanto como lengua para que todos se entiendan y coexista la paz (igual que lo hacía uno de los personajes de Niebla, de Unamuno, reseñada hace poco). Jacinto es, en definitiva, un náufrago atrapado entre los matorrales de la sociedad corrupta y sucia, es el mártir de una historia que tiene un final que está a la altura de la novela. Es esta una obra muy original y admirable del maestro Delibes. Es una de sus novelas más desconocidas y, sin embargo, tiene un poder y una actualidad tan asfixiante que no tengo más remedio que recomendarla encarecidamente.
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