Miguel Delibes, un autor arraigado como el que más, popular con plena justicia, no desdeñó experimentar con el lenguaje y estructura de la novela, y esta breve obra es un buen ejemplo. Escrita sin puntos, con sólo comas para respirar, refleja lo atropellado, carente de toda estructura formal que es el pensamiento de los santos inocentes de su título. Régula y Paco el bajo y su familia, aparceros en una Extremadura contemporánea y aún feudal, sometidos a los caprichos (sobre todo cinegéticos) de los señoritos poderosos y brutales, desdeñosos y arbitrarios van penando en una historia dolorosa que se lee en un suspiro, enmarcada en un lirismo rústico que tiñe el horizonte de melancolía, apreciación y ¿esperanza?. Mención aparte merece la extraordinaria e inolvidable adaptación cinematográfica del gran Mario Camus, ayudado por Antonio Larreta y Manuel Matji. |