 |
Todo un clásico de aventuras que hay que leer, la novela del náufrago por antonomasia. Es una lectura muy evocadora y reflexiva, espiritual, amena y de fácil lectura, descripción rica en detalles, un vocabulario elegante, magnifica redacción. Pero que a la vez se enreda con muchas descripciones y datos innecesarios, donde hay momentos que hacen la lectura pesada. Consta de dos partes totalmente diferentes. Una primera la conocida por todo el mundo, un náufrago solo en una isla; y una segunda, donde es un viajero y un visitante de su isla. Es interesante la evolución de la historia personal que va viviendo el protagonista, te hace meterte de lleno en una isla solitaria, ver como con imaginación se puede vivir con pocos recursos, cómo hace frente a los avatares de la supervivencia en la isla. El instinto de supervivencia. Como se desenvuelve y sobrevive en una isla sin volverse loco, durante 28 años interminables. Se autoconvence de su desdicha es una penitencia, guiada por la providencia. En la segunda parte, es interesante y se basa más el libro, en cómo se relaciona con los personajes que más tarde entran en juego. Su miedo a los nativos americanos caníbales, los españoles e ingleses náufragos. Mención especial a Viernes, un indígena a punto de ser devorado, que termina siendo el “esclavo” de Robinson. Hay que tener en cuenta en la época que fue escrito, sobre ciertas ideas, algunas cosas bastante anacrónicas hoy en día, que muestran nuestro rechazo: defensa de la esclavitud y excesivo énfasis religioso. |
>
