Hoy Debrigode vive y está con nosotros en la tensión de sus relatos, en sus pócimas de farmacopea, en la tipología profusa de las aguas de la criminología, que son de puro cine negro, y que nos aguarda en cada esquina de sus descripciones como una guirnalda prieta de suspense.
La juntacadáveres, el hombre anónimo del pasillo de la muerte, la celopatía que lleva al envenenamiento, o la noticia enlutada que acecha a unos amantes en la madrugada. No hay ... >Voir plus