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Indigno de ser humano es una obra que te deja un sentimiento de vació inmenso: desde la máscara, tanto diegética como metafórica que pidió Yozo a su padre, hasta las cartas "falsas" del final, toda la obra va demostrando porque vivir tras esa sonrisa falsa es un acto desvergonzado, pues es en el ocultamiento de nuestras emociones y el miedo a la humanidad lo que nos impide vivir. Dazai narra exquisitamente como su protagonista, la única vez que decidió confiar en alguien por su ingenuidad e inocencia, paga la factura de ser buena bajo un acto tan abominable que no me es posible describir aquí. Indigno de ser humano es una obra que, irónicamente desenmascara a la parte grotesca, abominable e indigna de la sociedad, retrata el miedo a los seres humanos y esa necesidad de ocultar como realmente somos, a pesar de que esto último nos condene a la indignidad, porque si nadie nos conoce en nuestro punto más bajo, en nuestra profundidad esencial, en aquello que nos hace humanos ¿Realmente estamos viviendo? Sartre decía que necesitábamos la validación del Otro para existir, pero ¿Y si no validan nuestra verdadera existencia? Eh ahí la indignidad. |
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