La compasión y la empatía comienzan con nuestro propio sufrimiento. Sólo conociendo el dolor en nosotros somos capaces de comprenderlo y aprender a evitar provocárselo a los demás.
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La compasión y la empatía comienzan con nuestro propio sufrimiento. Sólo conociendo el dolor en nosotros somos capaces de comprenderlo y aprender a evitar provocárselo a los demás.
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Sócrates, que ni siquiera sabía que el cerebro era el centro del funcionamiento mental, que creía que el corazón era el órgano encargado de la facultad de pensar, sabía sin embargo que había algo que nos gobernaba que no podía explicarse sólo en términos físicos.
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En momentos de crisis, debes respirar profundamente, no una vez, sino dos, tres, cuatro veces. Relajarte y pensar con claridad. Visualiza qué es lo que quieres hacer y luego hazlo. Nada de tonterías, nada de demoras, nada de compadecerse de uno mismo. Eso es para los débiles.
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¿Qué sentido tiene una obra si oculta una verdad horrible por algún sentido orgulloso de la dignidad?
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Es revelador cómo algunas autoridades sienten la necesidad de demostrar su posición a través de la elevación física.
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Mantén tu batallón agrupado y no te alejes demasiado de tus líneas de abastecimiento. O te arriesgas a ser derrotado.
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Quizá las cosas, en cierto modo, habían sido mejores en épocas no tan lejanas, cuando los ciclos de la vida se manifestaban como los ritmos naturales de las estaciones y nosotros nos posternábamos en nuestra indefensión ante la Parca. Al menos era más humano, cualquiera que fuese su significado. Blanco y negro: uno sabía cuándo dar las gracias misericordiosas hincado de rodillas y cuándo golpearse el pecho arrasado por la pena.
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Las cosas importantes siempre vienen a pares.
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Como pasamos la mayor parte de nuestras vidas de vigilia en las estrechas dimensiones de nuestro universo singular, no reconocemos todas esas pistas de que ahí fuera hay muchos universos, todos ellos existiendo uno junto al otro. ¿Quién sabe lo que contienen? Recuerdos, sueños, cada acción que realizamos alguna vez, cada palabra emitida, cada persona que haya existido, cualquier cosa y todas las cosas que nuestras conciencias hayan experimentado alguna vez, todas paralelas entre sí como si fuesen cientos de placas base de un ordenador.
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La evolución enseña que hay espacio sólo para una entidad en cualquier nicho particular, y el nicho que estamos hablando en este caso es el que está reservado al intelecto supremo del planeta.
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Gregorio Samsa es un ...