Un lord acomodado

La segunda entrega de la familia Marston está protagonizada por el mayor de los trillizos, James, y Victoria, quienes se enfrentarán con un chantajista que amenaza con sacar a la luz el oscuro secreto que se esconde tras el nacimiento de la joven, y que ella misma desconocía hasta ese momento.
James y Victoria me habían caído genial en Algo más que una dama, donde entre ellos saltaban chispas, con lo cual os podéis imaginar lo que he disfrutado con su novela porque son unos personajes fantásticos.
Vic lleva toda la vida enamorada del marqués y ha perdido la esperanza de que James se fije en ella, sobre todo tras enterarse de su verdadero origen, porque cree que jamás podrán estar juntos.
Victoria es una chica muy especial, con un corazón de oro, generosa como pocas y, aunque es increíblemente guapa, no se lo tiene nada creído. Así que, en algún que otro pasaje, le habría dado un coscorrón a su querido primo para que espabilase y me habría quedado tan a gusto, je, je.
En Un lord acomodado aparecen como secundarios dos pequeños con los que se os caerá la baba porque son adorables. Mary tiene menos peso en la novela pero, con su dulzura, es de esos personajes inolvidables que enriquecen la historia.
El libro engancha una barbaridad y, tras enfrascarte en su lectura, te olvidas de todo porque la trama de intriga y aventuras redondea y complementa la romántica. Además, en esta ocasión, Christine Cross cede más protagonismo a los duques y a Robert y ha sido genial conocerlos más. Si a eso le unimos la fabulosa narración característica de su autora, el resultado es un novelón con mayúsculas.