El mundo perdido

En algunas playas de Costa Rica aparecen cadáveres de extraños animales. Un paleontólogo de nombre Richard Levine decide ir a explorar por su cuenta y riesgo y acaba necesitando ayuda para poder salir el llamado Enclave B, que no es otro que la isla Sorna, un lugar relacionado con isla Nublar y el Parque Jurásico de John Hammond de donde el doctor Ian Malcom logró salir vivo por los pelos.

Precisamente Malcom acudirá en ayuda de Levine, junto con el ingeniero Doc Thorne, otro miembro del equipo de este y dos polizones. El grupo, al que se unirá Sarah Harding, experta en observación de la vida animal y amiga de Ian, se verá las caras no solamente con varias manadas de dinosaurios, sino también con el genetista Lewis Dodgson, ante quien respondía Dennis Nedry en la primera novela y quien trabaja para la competencia de los creadores de dinosaurios InGen, quien sigue con su plan de obtener muestras para crear sus propios dinosaurios.

Todos vivirán una terrorífica aventura en la que el comportamiento de los animales y el terreno de Sorna la complicarán aún más.

Me encantó la primera novela de Michael Crichton, la que fue la base para una de mis películas favoritas; pero esta segunda entrega (muy pero que muy diferente es la película a ella), es más científica que otra cosa. Sí, "El mundo perdido" es lo que se llama un techno-thriller y está bien escrito porque el señor Crichton era muy buen autor, pero hay mucha palabrería relacionada con la ciencia y poca acción en comparación.

No me entendáis mal, hay persecuciones, ataques de dinosaurios e intriga pero comparándola con toda la primera parte, previa a la llegada del grupo de Malcom a la isla, donde la ciencia es la reina, la aventura se queda en escasa.

Ahora, ¿nos vamos a la isla con los protagonistas? Desde luego, Crichton nos mete de lleno en ella, pero lejos queda de la grandeza de "Parque Jurásico".