El show de las marionetas

La novela comienza con un brutal asesinato, donde se describe con bastante detalle cómo la víctima es quemada. Un poco más adelante se llega a la conclusión de que la policía tiene que vérselas con un asesino en serie.

Y aquí aparece el protagonista, Washington Poe, un detective que está suspendido de empleo en la Agencia Nacional del Crimen del Reino Unido por un caso anterior. Aparece grabado su nombre en el cadáver de la tercera víctima, hecho que provoca que tengan que volver a darle trabajo.

Poe ya no ocupa el puesto de sargento que ostentaba en su último caso, y le asignan una compañera, Tilly Bradshaw, cuya experiencia se limita al trabajo desde la oficina. No se especifica en la novela, pero el lector puede intuir que Bradshaw padece algún trastorno como el síndrome de Asperger.

Como thriller al uso que es, la novela va hacia adelante, siguiendo el proceso del trabajo policial que se teje con el objetivo de atrapar al asesino. El autor hace que el ritmo sea potente y que no decaiga, a través de giros y apariciones de personajes sospechosos que mantienen la emoción.

Los personajes creados por Craven, sobre todo la pareja Poe-Bradshaw, ha sido de mi agrado. Les proporciona cierta profundidad que se agradece en medio de la frenética trama. Poe es algo siniestro, desde luego no es el típico Don Perfecto que cae bien a todo el mundo, pero es un gran detective que no duda en saltarse o manipular ciertos procedimientos para llegar a la verdad. Bradshaw es una genio de las matemáticas que se desarrolla como una gran policía de campo, casi inversamente proporcional a sus habilidades sociales, que arroja ciertas escenas que me han provocado alguna risa. Puede parecer que son dos personajes muy próximos a los clichés, pero desde luego a mí me han parecido adecuados y que funcionan.

La historia transcurre en Cumbria, en el noroeste de Inglaterra (lugar de nacimiento del autor, aunque por lo que he leído creció en Newcastle), y la novela está dotada de buenas descripciones de dicha área. La verdad es que resulta fácil imaginarte allí, es otro punto a favor de Craven. Además, siempre he pensado que los lugares fríos, con espacios naturales y despoblados son un buen escenario para una novela de asesinatos. En este caso geografía y trama encajan perfectamente.

El desenlace de la historia me ha gustado, si bien es cierto que cuando has leído varios thrillers policíacos hay cosas que sueles predecir, Craven consigue sorprenderme y dejarme satisfecho. Para más inri, me he quedado con ganas de más, consigue abrir apetito para lo que puede llegar en la segunda novela de la saga (creo que es una trilogía, pero no estoy seguro).

He disfrutado con esta lectura.