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Crítica de CARMINA


CARMINA
06 February 2020
Me ha enamorado la prosa de la autora, la elegancia y sutilidad con la que trata esos temas tan espinosos, los personajes que ha construido, la cadencia con la que se desarrolla la trama, que nos va envolviendo y al mismo tiempo llenando de esa niebla que ahoga a los habitantes de Merlo. Dolor, pérdidas, amores, desamores, locura, cordura son ingredientes que en esta historia la autora ha sabido cocinar con maestría, dejando al lector con ganas de más, de mucho más.

La novela da comienzo con una bella metáfora, y en ella la lluvia, la niebla, el frío y la soledad son una constante, tanto en sentido físico como en sentido metafórico, sobre todo la niebla, que todo lo envuelve, y afecta al ánimo de los habitantes de Merlo, ese pequeño pueblo que sobrevive a la desgracia de la desaparición de dos niñas, de 14 y 6 años, desde hace 5 lustros.

Hasta allí llega Emma nuestra protagonista, o podríamos decir una de tantas, porque nos encontramos ante una novela coral, y aunque parece que ella sea el centro de la trama pronto descubriremos que no es así, o al menos no del todo. Profesora de derecho penal consigue plaza en la universidad y decide poner tierra de por medio, dejar su zona de confort y alejarse del amor de su vida, un hombre cuyos tiempos no entiende y que están muy alejados de los de ella.

Llegar a un pequeño pueblo donde todos se conocen es un arma de doble filo, por un lado sientes del peso de las miradas sobre ti. Eres el centro de atención porque vienes a alterar su rutina, su día a día. Y todos tus pasos están controlados. Si además sientes curiosidad por un hecho del que todos callan y todos parecen saber algo, tu vida se puede convertir en un infierno, en el trabajo y en el pueblo.

Ledicia Costas maneja con exquisitez la prosa, los recursos lingüísticos, sabe crear ese clima de desasosiego que sufren todos aquellos que tienen cicatrices en el alma, y en esta historia son casi todos los personajes con un cierto peso, Emma, Lucas, Noel, Salva, Rubén, personajes muy bien trazados, ricos en matices, personajes con más sombras que luces en un paisaje inhóspito, en el que la niebla es protagonista por su densidad, por penetrar incluso en el alma de la gente.

La historia esta narrada en tercera persona por un narrador omnisciente y esta plagada de flash back que nos van situando en la infancia de los cuatro protagonistas masculinos, muchachos que un día fueron amigos, y que hoy no consiguen serlo. Algo ha roto su amistad de forma irremediable, de forma que tres se mantienen unidos y otro ha decidido poner una barrera entre ellos, barrera que además de soledad lo marcará a los ojos de todos los habitantes del pueblo.

El equilibrio entre la narración y los diálogos le proporciona agilidad a la historia, que no se desarrolla de forma vertiginosa, tiene una cadencia más propia de los gallegos, sin embargo ese ir fluyendo, ese goteo de información, ese conocimiento que el lector tiene de los hechos incluso antes que Emma, hace que el ritmo que le imprime la autora sea perfecto para la trama, para ir descubriendo poco a poco que pasó con las hermanas, y porque cada personaje esconde tantos fantasmas en su armario. Fantasmas que no les permiten ser felices, que les anclan a un pasado lleno de dolor, de rabia...

Que la historia se desarrolle en una comunidad tan pequeña, da pie a que se indague en el pasado de los personajes, pasados que ponen la carne de gallina a pesar de la elegancia de la autora para tratar ciertos temas. Me gustaría no indagar más en ese aspecto, porque Ledicia no da puntada sin hilo, todo en su historia aparece a su debido tiempo y siempre como una especie de efecto dominó ante lo que descubre Emma o las reacciones que provoca su investigación. Parece que no todos están dispuestos a que la verdad salga a la luz después de tanto tiempo y harán lo que sea necesario para conseguirlo.

No todo es oro lo que reluce en este libro, de hecho nos daremos cuenta que la vida puede ser tan canalla que convertir a víctimas en verdugos, y como ese pacto oral que impide decir la verdad está destruyendo toda una comunidad, porque las sospechas se inoculan cual virus y mancillan reputaciones.

Esta novela me ha hecho reflexionar, meterme en los zapatos de todos y cada uno de los personajes, odiar a unos muchísimo hasta que he descubierto que se escondía detrás de su carácter y de su forma de actuar, para terminar teniéndoles mucho afecto, sin lograr entender como se puede callar durante tanto tiempo y porqué. La maldad campa a sus anchas, en todos los estamentos de la sociedad y en todas las capas sociales, es algo que se pone de manifiesto. También como el poder mal usado puede convertirse en una lacra capaz de destruir vidas humanas, porque vivir como una sombra es otra forma de morir.

Y por si no hubiera bastantes temas de calado, la relación tóxica de Emma con Mario es toda una tesis de lo que no debe permitir una mujer, pero por partida doble, porque nuestra protagonista es valiente y pone distancia para evitar caer en sus redes una y otra vez, pero la forma de actuar de María, su mujer, no la podré entender por más años que viva. Y la indecisión de Mario es para enmarcar, y lo peor de todo es que son personajes tan reales, tan identificables en cualquier sociedad que duelen, hay momentos que traspasan el papel. Como Salva, que ha logrado quedarse en un rinconcito de mi corazón, y la portada de la versión en gallego tiene mucho que ver con el motivo de haberlo conseguido.

No quiero contaros mucho más porque merece la pena acercarse a esta novela sabiendo lo mínimo para disfrutarla párrafo a párrafo, línea a línea y capítulo a capítulo, para ser conscientes de que la maldad no tiene límites, profesión o clase social, que la oscuridad de algunas personas a veces tiene un motivo que estas esconden celosamente por vergüenza y que condiciona su forma de comportarse y de ser.

Mención aparte merece el final, un final abierto que hace pensar que quizás pueda haber una segunda parte, una especie de catarsis y cuanto menos de justicia poética para que no quede impune un acto deleznable. Una forma de cerrar heridas, de intentar disipar una niebla que se mete en jirones dentro del cuerpo de las personas. Brillante es un adjetivo que se queda corto para definir el cierre de esta novela.

Espero haber conseguido llamar tu atención sobre esta historia, y la forma en que la ha escrito su autora que es una delicia por la exquisitez y la elegancia para tratar temas completamente deleznables, y a la vez tan actuales que no logran removernos por dentro si no es con el testimonio directo de quienes lo han sufrido, y la voz utilizada por la autora es de lo más acertada.

Enlace: https://detintaenvena.blogsp..
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