No conocía para nada a este autor (un pecado, seguro) y esta novela llevaba ya una temporada entre mis pendientes. Con los “clásicos” de este tipo siempre empiezo con las expectativas bajas, porque tengo en un pedestal a mi querida Agatha y me espero algo del mismo estilo, pero sin su nivel. ¡Que error! Con esta novela ha quedado claro que aunque el estilo, a grandes rasgos es similar, el toque personal del autor hace maravillas. Es una lectura que se disfruta y se lee con agilidad. Una mansión, un laberinto, una familia, dos hermanos muertos y un montón de sospechosos que te despistan la mayor parte del tiempo por sus personalidades y sus actos. En definitiva, para mí fue una gran lectura, que me ha servido para desconectar de otras más densas y que cumple perfectamente a la hora de entretener. |