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He de reconocer que me salte la serie de Harry Bosch para leer esta novela de Connelly, principalmente, por la repercusión que tuvo en su día y porque la consideran la mejor obra del genial escritor norteamericano. Bueno, easy...buena sí que es; la mejor...no way, José. En mi opinión, de las que he leído, no supera ni a "Eco negro" ni a "La rubia de hormigón" (os recomiendo las dos si queréis huir del acoso mediático-epidemiológico). La trama es muy original por varias razones: 1.- El protagonista es un periodista (Jack McEvoy), no un agente de la ley. 2.- La trama es bastante novedosa, ya que partiendo de un supuesto suicidio policial, deriva en la búsqueda y captura de un asesino en serie cruel, inhumano, astuto y ladino que, aparte de asesinar a niños o a personas relacionadas con el cuidado de éstos, posteriormente se deshace de los agentes al cargo de la investigación de ese primer asesinato, preparando la escena del crimen de un modo tal, que todos los indicios apunten al suicidio de los agentes. 3.- La firma del asesino es que deja una frase de un poema de mi adorado Edgar Allan Poe; de ahí le viene el apodo de "el poeta". Con estos ingredientes, la trama se desarrolla de forma lineal, narrando unos capítulos desde la perspectiva de McEvoy, y otros desde la perspectiva del asesino en serie. Si bien las dotes narrativas de Connelly dirigen con brío la historia y nos involucran desde el principio, pienso que al libro le sobran unas 100 páginas...en esta ocasión nos ha metido un poco de paja hasta llegar a las casi 600 páginas que tiene la edición de bolsillo que me he leído yo. El poeta tiene un par de giros muy buenos, incluyendo uno final que nos dejará con la boca abierta, y la trama está bien resuelta, cerrando los flecos que parecía que se iban a quedar sueltos. |
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