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A Bridget Collins tenía ganas de leerla desde que se publicó El encuadernador, más que nada por la portada. Con Umbriel publicando su nuevo libro surgió la posibilidad de leer a la autora y, sinceramente, estaba muy emocionado por lo que podría encontrarme en este libro. Lèo regresa a Montverre tras haber perdido su trabajo y después de varios años de haberse graduado. Su regreso debería ser glorioso, pues es el único alumno en haber ganado una medalla de oro en el grand jue estando en segundo; ese fue el año en que venció a Carfax, su mayor rival y lo que creía cambió radicalmente. Pero regresar al colegio y encontrarse con una mujer enseñando le hace darse cuenta que las cosas ahí siguieron su curso y se le abren viejas heridas que creyó cerradas. Mientras más tiempo pasa en Montverre más vívidos son sus recuerdos de todo lo que vivió allí y, quizás, algunos secretos por fin saldrán a la luz. Seré muy honesto, cuando empecé a leer lo único que sabía es que la historia se desarrollaba en una escuela tipo internado, así que cuando iba a la mitad del libro tuve que recurrir a la sinopsis oficial para saber a dónde iba la historia y me quedé igual porque todo es súper ambiguo, así que no estoy seguro de qué tanta ayuda pueda resultar una sinopsis que no revela absolutamente nada porque cualquier mínima información puede ser spoiler. En fin, nuestra historia se basa en la vida de Leo Martin y su paso a través de Montverre, cuando inició ahí su educación y arruinó lo que podría ser considerado lo mejor que jamás le pudiera pasar; y cuando regresa tras perder su empleo y lo que hace ahí: escribir un juego, intentar sobrevivir, ahogarse en culpa y enamorarse de quien no debería. La trama alterna entre el pasado y el presente para (intentar) crearnos tensión y saber qué es lo que pasó para que Leo no quisiera volver ahí, así que hay bastante para comentar porque es una historia bastante compleja. Nuestro interés principal está puesto en el presente, cuando Leo es una persona adulta y tiene, o al menos eso cree, una vida formada, pero todo se destruye cuando, como ministro de cultura, se opone a algunas reformas que el gobierno propone, así que es destituido de su puesto y enviado a Montverre para evitar un escándalo. Una vez que Leo llega a su antiguo colegio se da cuenta que las cosas ya no son como solían ser y el mayor cambio que encuentra es que una mujer, por primera vez en la historia, da clases en una escuela para varones. Que el puesto de Magister Ludi lo ocupe una mujer es impactante, pero hay algo más en ella que a Leo le resulta inquietante y mientras más se acerca a ella, más desea conocerla y descubrir todos sus secretos, unos que quizás nadie debería saber. Esta línea del tiempo me parece aburridísima, es una donde siento que no pasa absolutamente NADA, simplemente vemos a Leo perder el tiempo preocupado y "atormentado" por los recuerdos que le trae el lugar y andar tras la Magister porque no la soporta y por lo mismo debe estar cerca de ella (WTF!). Lo único interesante es que tenemos capítulos narrados por la Magister y conocemos los secretos que guarda y la razón por la que es distante con Leo. Dentro de lo positivo es que una vez que conocemos todos los secretos que guardan cada uno, la tensión se vuelve abrumadora y se te crea la necesidad de seguir leyendo para que todo explote y tener buen chismecito. Lo mejor está en el pasado, lo que ocurre en Montverre cuando Leo es estudiando y descubrimos la forma en la que se vuelve legendario siendo el único alumno de segundo año en ganar una medalla de oro. Los vistazos al pasado son traídos por el diario de Leo, quien escribe para llevar un registro de sus días y, sobretodo, cuando necesita desahogarse, por lo que solo tenemos escenas relevantes (con lujo de detalle) que nos van creando expectativa sobre lo que pudo haber pasado que lo dejó tan tocado. Lo que más disfruté es que esta línea del tiempo es que es tranquila y caótica al mismo tiempo, está fuertemente cargada de sentimientos y nos da jóvenes inestables que dudan sobre lo que quieren y el estar en un colegio solo de hombres no ayuda a su desarrollo personal, así que tenemos muchísimas malas decisiones. Algo con lo que me costó familiarizarme es con los personajes, ya que tenemos varios secundarios que son relevantes en cada línea temporal y hay que irlos ubicando a cada uno, pero desde ya notifico que solo un par se quedarán grabados en la memoria. Leo adulto. Lo detesté, es un idiota que se cree superior a los demás por trabajar en el gobierno y haber desarrollado habilidades sociales que la escuela no le enseñó además, como es joven, cree que todos deben rendirse ante él por sus encantos de onvre en una posición de poder. Lo que más me molestó de él, increíblemente, no es lo anterior, sino que no ha superado su estadía en Montverre y se niega a enfrentarse a la verdad de lo que pasó y enfrentar sus responsabilidades. Sinceramente lo que sucediera en Monteverre o en cualquier otro lado en el presente no me interesaba en lo más mínimo. Leo joven. Mi favorito sin dudarlo ni un segundo porque es una persona competitiva, que sabe que destaca y por lo mismo se muestra fuerte ante los demás, pero en el fondo está lleno de temor por no ser suficientemente bueno y tener que volver a la realidad de no tener una vida refinada. Me encanta que todas estas cosas usualmente son puestas en personajes adolescentes, pero aquí Leo ya está en sus 20's y está bien que se nos recuerde que aún siendo adultos (jóvenes) se pueden tener inseguridades, que la personalidad no está del todo formada y que se puede seguir descubriendo cosas de uno mismo. La Magister Ludi. Pensé que iba a disfrutar mucho más a este personaje porque es una mujer que demuestra que puede destacar en un medio dominado por onvrez, pero solo destaca por ser insoportable, altanera y déspota, en ningún momento pude empatizar con ella ni con sus razones para ser indiferente y distante a Leo, que son buenas, pero la forma en la que ella las plantea las hace parecer un capricho, algo pueril en lo se empeña en no superar. Carfax de Courcy. El rival de Leo joven, el alumno más talentoso del colegio y, por lo mismo, el más solitario. Viene de una familia con tradición en el grand jeu, pero por lo que son conocidos es porque todos han perdido la razón y sucumbido a la locura, así que es objeto de burlas por parte de los demás. Como personaje me gustó mucho la rivalidad, ambición y vulnerabilidad que dejaba entrever y cada vez que había una interacción donde aparecía yo moría porque necesitaba que los demás fueran amables con él y consiguiera amigos porque, claramente, se notaba que sufría por ser aislado. Hay que conocerlo de primera mano, pero solo advierto que es todo un potencial crush. El principal problema del libro es que es extremadamente descriptivo y eso mismo hace que sea DENSO Y LENTO como el demonio. Desde las primeras hojas se nos deja ver parte central del conflicto, pero este no se siente real o relevante sino hasta pasada la mitad del libro porque dominan los capítulos narrados en presente y la autora se esfuerza mucho por intentar crear un ambiente vintage, sombrío y fantasioso para un colegio que solo es desolado y triste, por lo que no sientes que Montverre sea un lugar salido de otro mundo y especial, sino un sitio horrible que nadie querría pisar y solo te hace preguntarte por qué rayos un grupo de jóvenes irían a una escuela privada a estudiar un juego al que solo una parte muy seleccionada de la población tiene acceso, pocos lo entienden, que a nadie le interesa y que su estudio no tiene utilidad más allá de aspirar a enseñar en ese lugar repulsivo. Sinceramente sentí que estábamos dando vueltas a un mismo asunto que bien podría resolverse con diálogo. Lo que más detesté es que se habla demasiado del grand jeu, el juego nacional de y para ricos, se nos relata hasta el cansancio que es algo que involucra mucha inteligencia y habilidades en distintas ramas (matemáticas, poesía, música) e inclusive se nos describe parte de lo que implica un juego, pero en realidad nunca se nos da o presenta un juego como tal, solo tenemos atisbos de lo que es técnicamente (tipo "creó una melodía ascendente que se acompañó de un patrón matemático recitando versos líricos", WTF?!) y es imposible poder hacerte una idea de qué es lo que deberías estar viendo o sintiendo. Emplear tantas páginas en tecnicismos de un juego inventado que nunca llegamos a ver me pareció, por decir lo menos, ABSURDO y siempre que se empezaba a hablar de él quería abandonar el libro, haciéndome perder la atención que tenía puesta en el conflicto central. En resumen, La traición de Montverre, es un libro lento y denso que pone mucho esfuerzo en ser innovador, pero que se queda en el intento, pues el querer desarrollar un juego abstracto sin llegar a mostrarlo resulta abrumador y cansado. Sus personajes son interesantes y con muchos matices, pero no son lo suficiente como para rescatar ni hacer funcionar del todo una trama que en ningún momento llega a explotar o generar impacto. Quedo decepcionado con este primer encuentro con la autora, pero aún así quiero darle la oportunidad a su anterior libro porque he visto buenas críticas de él. Enlace: https://laspaginasdeerick.bl.. |
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