La mujer de blanco (Edición Ilustrada)

‘La mujer de blanco' sale por fin de mis libros pendientes caminando firme y elegante sobre una alfombra roja para dirigirse directo a mi lista de clásicos favoritos.
 
Escrita en 1895, esta larga novela tiene un papel muy especial dentro de la historia de la literatura puesto que se la considera una de las precursoras de las novelas de misterio y detectivescas. Y… es genial ver cómo a pesar de todo lo que se ha escrito desde entonces y todas las películas que hemos visto de detectives, los sucesos que narra aquí Wilkie Collins consiguen no solo tenerte pegada a sus cientos de páginas si no también sorprenderte.
 
Inspirada en un caso real, la trama se nos va a presentar a través de los testimonios escritos de diferentes personajes que se ven relacionados con un suceso. Cada uno de ellos aportará sus vivencias, narrando en detalle lo que lo recuerda y su percepción. de esta forma, el lector nunca tiene una visión completa de todo… hasta el final.
 
Al haber disfrutado tantísimo de la novela sin saber nada de lo que me iba a encontrar, os animo a hacer lo mismo, pero si os adelanto que encontraréis por supuesto un misterio con tintes góticos, historias de amor y amistad, lealtad incondicional y traiciones, avaricia y mentiras, investigación, muertes, largos viajes… ¡y mucho más! Además, con unos personajes que te harán dudar de todo (particularmente, hay un personaje taaaan perturbador como genial, que para mí sostiene gran parte de la novela). 
 
También puedo adelantaros que, como sucede en muchos clásicos británicos, tendremos como telón de fondo una muestra clara de la situación de indefensión que tenían las mujeres en relación con las herencias y los problemas a los que debían de enfrentarse si los intereses de sus maridos o familiares masculinos, iban por caminos diferentes a los suyos.
 
Una novela atmosférica con un estilo trabajado y elegante, con una trama muy bien construida, que se anima a hacer crítica a ciertas actitudes normalizadas en la época, que se cierra sin dejar ni un cabo suelto y que como decía antes, te lleva por caminos inesperados.